La presidencia cierra la puerta grande a El Fandi y a Rubén Pinar

El palco llegó a denegar tres trofeos reclamados por el público, entre ellos uno a Francisco Rivera, ayer en Valencia

J. M. Núñez (Efe) / Valencia

21 de marzo 2010 - 05:00

GANADERÍA: Toros de Jandilla, el segundo con el hierro de Vegahermosa, bien presentados, con cuajo y pitones, nobles y toreables a pesar de que algunos se vinieron abajo en el último tercio. El quinto, el único con dificultades. TOREROS: Francisco Rivera Ordóñez, pinchazo hondo que termina tragándose y tres descabellos (silencio); y estocada trasera y descabello (vuelta tras petición); David Fandila 'El Fandi', estocada desprendida y descabello (silencio); y estocada (oreja con petición de la segunda). Rubén Pinar, pinchazo y estocada (oreja tras aviso); y estocada, larga e inadecuada agonía del toro, y descabello (dos avisos y ovación tras petición de oreja). INCIDENCIAS: La plaza tuvo más de tres cuartos de entrada en tarde entoldada, con lluvia intermitente y diluvio en el último toro.

Los diestros David Fandila El Fandi y Rubén Pinar, que cortaron una oreja cada uno, se quedaron sin salir a hombros por decisión del palco, que les denegó un trofeo más, igual que a Rivera Ordóñez, que tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo, ayer en Valencia. Dos orejas en la tarde, no obstante debieron ser cinco si el presidente no se hubiera cerrado en banda obviando peticiones mayoritarias tanto a Rivera en el cuarto como a Pinar en el sexto, y al Fandi para el doble trofeo en el quinto. Bien mirado, se han dado apéndices más baratos en este mismo ciclo.

Lo de El Fandi fue una lección de voluntad, arrojo y habilidad para concretar en situaciones nada fáciles. Nadie daba un duro por la faena a su primero, un animal que quedó inútil a partir de dos tremendos volatines y, por si fuera poco, con un segundo puyazo que no tenía sentido. Lo banderilleó Fandi para no decepcionar a la parroquia, esta vez muy normal, dosificando las fuerzas del astado, que irremisiblemente se pararía en la muleta. Cumplió el granadino más que de sobra. En el quinto ocurriría todo lo contrario al dejárselo crudo en varas, prácticamente sin picar. Tuvo emoción en el tercio de banderillas con el toro venido arriba. Hasta cuatro pares prendió Fandi: el de la moviola, de poder a poder, un violín de dentro a fuera y otro más por dentro, de gran ajuste.

El primer toro de Rivera fue tardo y corto de embestida. Tres pares de banderillas nada del otro mundo, pero muy seguro el torero. La faena, en plan conservador. En el cuarto, en el que se lució con una larga cambiada y bonitos lances rodilla en tierra, volvió a coger los palos para dejar tres pares con mucha soltura y sin complejos. En la muleta toreó con la voz y al pisotón, embalándose en un final más de cara a la galería que otra cosa, al fin y al cabo lo que esperan de él sus partidarios, mejor dicho, partidarias.

Pinar acertó con su noble primero, en la distancia, en la altura y en la velocidad. Toro justito de fuerzas pero templado y dócil. La faena, l menos, tuvo una primera parte muy interesante, aunque donde metió a la gente en la canasta para cortar la oreja fue con el proyecto de arrimón final. Parecía que iba a estar Pinar en la foto de la Puerta Grande. De hecho la faena al sexto tuvo tanta enjundia como la anterior. Su fallo fue no atacar pronto con el descabello cuando el toro tenía ya la espada dentro. Penosa muerte la del animal mientras sonaron dos avisos. En esa ventaja que quiso tomarse perdió la oreja.

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