Cultura

La resurrección de Juan Bautista

  • Tras su fracaso en Las Ventas, el diestro francés estuvo ayer espléndido en sus dos toros · Enrique Ponce tuvo un trasteo de temple y elegancia · Finito de Córdoba pisó el acelerador a medias

La noticia es que el francés Juan Bautista ha resucitado, artísticamente hablando, se entiende. Un Bautista en declive desde aquel zambombazo que pegó en Las Ventas, Feria de Otoño. Su carrera venía difuminándose. Ayer fue todo lo contrario. Bautista estuvo espléndido en sus dos toros. Soberbia su primera faena, cuajada de principio a fin. Lances de rodillas, chicuelinas de pie y otra chicuelina más de hinojos, todo ello en el saludo; y bonito quite a la verónica.

Las cuatro primeras tandas por el lado derecho, creciendo progresivamente en número de pases, tuvieron mucho ajuste y, sobre todo, gusto. Antes del fin de fiesta ensayó una tanda al natural con idéntico ritmo y armonía. Y por fin, un parón con emotivos ingredientes, un circular por detrás, un interminable y mayestático pase de aquí para allá y otra vez para acá, molinetes sobre la marcha y más remates. Bautista paseó una oreja de mucho peso. Le dieron una oreja y todavía llegaron a pedirle otra en recuerdo de la anterior faena.

El mérito de Enrique Ponce fue mantener al toro en pie y hacerle ir para adelante, en un trasteo de temple y elegancia. Cortó una oreja. Sin embargo, ya no pudo con el gazapón e incómodo cuarto, abreviando sin darse coba. Finito pisó el acelerador a medias, y eso que sorteó uno de los toros buenos del encierro, el primero de su lote. En el agónico toro quinto estuvo aburrido y más despegado aún, con la muleta retrasada en los pocos pases espaciados que dio. No dijo nada.

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