Rock&Roll y regreso a los años 50: 40.000 personas bailan en el 'Rockin'Race Jamboree' de Torremolinos

En esta edición, la carpa retro 'Fortuna' amplía el aforo a las 1.100 personas

Torremolinos, capital mundial del Rock&Roll con el festival 'Rockin’Race Jamboree'

Asistentes bailan en la carpa de 'Rockin'Race Jamboree'
Asistentes bailan en la carpa de 'Rockin'Race Jamboree' / M. H.

Cuero, charol, denim, animal print, botines negros... El aspecto rockabilly invade Torremolinos con la celebración de la 31 edición del festival Rockin’Race Jamboree, que se celebra del 5 al 9 de febrero en la localidad. Durante cinco días, la ciudad se transforma en un escenario vibrante que transportará a los asistentes a los años 50 y 60. No solo a través del oído con música de la época, también visualmente con la moda vintage, coches clásicos y una comunidad internacional que se deja llevar al ritmo del Rock&Roll.

Las entradas para este año se agotaron en octubre de 2024, consolidando el prestigio del evento, que se ha convertido en una cita cultural imperdible para los amantes del género. Se espera la llegada de 40.000 asistentes de todo el mundo. El 80% de los asistentes son extranjeros, con una fuerte presencia de Reino Unido, países nórdicos, Alemania, Francia e Italia, además de seguidores que llegan desde lugares tan lejanos como Japón, Australia o Canadá.

El evento, que en 2019 fue reconocido en los Ameripolitan Music Awards como el mejor festival mundial de raíces norteamericanas fuera de Estados Unidos, tendrá este año un cartel de 45 bandas internacionales. Nombres como Nick Lowe y Lee Rocker encabezan una programación cuidadosamente seleccionada. "Cuando ya has tocado techo, ya no sabes qué artista traer o qué cartel configurar, nosotros nos lo tomamos muy en serio y al final los resultados siempre son que los carteles van mejorando año tras año y la respuesta está que el público siempre lo agradece", explicó uno de los organizadores, Guillermo Jiménez, en una entrevista con este periódico.

La carpa retro Fortuna se ha convertido en una de las atracciones más esperadas. Volverá a instalarse por tercer año consecutivo, pero esta vez con mayor capacidad: podrá albergar a 1.100 personas, a differencia de las 800 de ediciones pasadas. "Vienen dos trailers desde Holanda para montar esta estructura, que es una instalación única en España, y es muchísimo más grande, tiene mayor capacidad y va a ser mucho más cómodo para todos los asistentes", afirmó el organizador.

Más allá de los conciertos, el Rockin’Race Jamboree convierte Torremolinos en un gran escaparate de la cultura retro. Habrá una exhibición de más de 50 coches clásicos llegados de toda Europa, bandas tocando en vivo por las calles del municipio, food trucks con propuestas gastronómicas variadas y mercados especializados en moda y accesorios vintage. El festival es un viaje en el tiempo, una inmersión total en los años 50 y 60 que se siente en cada rincón de Torremolinos y en cada sentido.

El impacto económico del evento también es significativo. Se estima que esta edición genere alrededor de 12,8 millones de euros, sumando más de 66 millones de euros en sus 30 años de historia. El evento se reafirma como un motor económico que revitaliza la ciudad torremolinense en los meses de temporada baja. Genera pernoctaciones medias de cuatro noches en habitación doble y en régimen de media pensión en los hoteles de la zona, y con un perfil de cliente de buen poder adquisitivo que come en restaurantes y gasta en otros servicios complementarios como taxis o tiendas.

Tal es el entusiasmo de esta edición que, antes de celebrarse, ya se pusieron a la venta las entradas para el evento del año que viene. "Hay personas que confían en nosotros traigamos a quien traigamos porque confía en nuestro criterio, eso nos da cierto respiro en que algo estaremos haciendo bien cuando la respuesta es masiva a nivel mundial", concluyó Jiménez. El Rockin’Race Jamboree sigue creciendo y consolidándose como una cita ineludible para los amantes del Rock&Roll y la cultura vintage.

Detrás de este fenómeno acompaña a Guillermo Jiménez su pareja, Victoria Milla, conocidos como Guille y Vivi. Ambos empezaron el festival como un proyecto casi doméstico en 1993, fruto de su pasión por el Rock&Roll. A lo largo de los años, han logrado profesionalizarlo y posicionarlo como uno de los eventos más relevantes de Europa. El corazón de su proyecto es Sleazy Records, una tienda de discos en Málaga que no solo vende vinilos, sino que también produce y distribuye música.

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