'Rostros de Pasión', la mirada cofrade del pintor malagueño Eugenio Chicano

La exposición reúne 48 obras del artista pop y se puede visitar hasta el 11 de mayo en el Museo del Arte Cofrade

El juego inspirado en la Semana Santa de Málaga con recorridos y promesas para sumar puntos

El último cartel de Eugenio Chicano preside una de las salas de la exposición 'Rostros de Pasión'
El último cartel de Eugenio Chicano preside una de las salas de la exposición 'Rostros de Pasión' / Javier Albiñana

A menos de 40 días de que Málaga se llene de olor a incienso, azahar, cera, nazarenos y los Santos Titulares llenen las calles, la ciudad rinde homenaje a uno de sus artistas más emblemáticos con una exposición que recoge su legado en la Semana Santa. Rostros de Pasión es una muestra que recorre la trayectoria del pintor malagueño Eugenio Chicano, destacando su capacidad para fusionar lo clásico con lo contemporáneo. Se puede visitar hasta el 11 de mayo en el Museo del Arte Cofrade.

Comisariada por Gonzalo Otalecu y organizada por Fundación Unicaja y la Agrupación de Cofradías, sigue un orden cronológico que permite apreciar la evolución del artista desde sus primeros carteles hasta su última creación. La muestra comienza con el cartel no oficial de la Semana Santa de Málaga de 1987 y avanza a través de los años, incluyendo obras icónicas como el cartel de 2001, que en su día generó controversia, pero que hoy es considerado "un referente en la cartelera nacional".

La exposición no solo rinde tributo a su talento, sino también a la influencia de su esposa, Mariluz Reguero, quien lo acompañó en su camino artístico. "Chicano sabía que el verdadero discurso de un cartel de Semana Santa está en el rostro de la Imagen", recuerda Reguero con lágrimas en los ojos. También destaca el empeño del artista por mantener viva la pintura tradicional.

En su intervención, ha destacado que en aquella época la ciudad carecía de museos, universidad y galerías, siendo la Sociedad Económica de Amigos del País el único referente artístico. Chicano se formó en la Escuela de Arte y Oficios, aunque la Guerra Civil había mermado la calidad de la enseñanza, dejando a su generación sin grandes maestros. Sin embargo, el pintor encontró su inspiración en los cartelistas de la época, especialmente Ramos Rosas, cuyas composiciones llenas de tradición y romanticismo marcaron su trayectoria.

Reguero ha subrayado la pasión de Chicano por el oficio del cartel, un arte que dominaba con precisión técnica y amor por la pintura. Su habilidad en el dibujo técnico le permitía construir letras con herramientas clásicas como el tiralíneas y el compás, mientras que su meticulosidad lo llevaba a aplicar múltiples capas de color para lograr el acabado perfecto.

A su regreso de Italia, se encontró con un cambio en la cartelería, donde la fotografía comenzaba a desplazar a la pintura. Ante esto, decidió emprender una cruzada por recuperar el cartel pintado, iniciando este esfuerzo con su obra de 1987, que marcó un hito en su producción artística.

También ha enfatizado que su marido siempre vio en la pintura una forma de mantener viva la tradición y de dejar un legado para las nuevas generaciones. “No había nada que le hiciera más feliz que ver a un joven pintor inspirarse en su obra”, afirma. Con esta muestra, su legado sigue vigente, consolidando su lugar como uno de los grandes nombres del arte malagueño.

"Eugenio reinventó los símbolos de nuestra fe sin perder su esencia", explica Otalecu, quien defiende que cada cartel es "una muestra de su amor por Málaga y su gente". La exposición culmina con su último trabajo para la Hermandad del Monte Calvario, un testimonio de su compromiso con la tradición cofrade. Un cartel colorido que ha llamado la atención de sus primeros visitantes.

La obra de Chicano es un puente entre el pasado y el presente. Su trazo limpio, su color vibrante y su sensibilidad lograron capturar la esencia de la Semana Santa malagueña. Más allá de la técnica, sus carteles transmiten espiritualidad y pasión. Heredero del gran cartelismo de finales del siglo XIX y principios del XX, sus creaciones cofrades lograron alcanzar el equilibrio entre emoción, religiosidad, acervo histórico e innovación artística.

Según explica Gonzalo Otalecu, la exposición nació de la iniciativa de la Fundación Unicaja y del periodista Pedro Luis Gómez, quienes querían organizar una muestra sobre la figura de Chicano. "Me llamaron a mí, llamaron a Mariluz, la viuda, lo propusieron y, afortunadamente, hoy es una realidad que se puede visitar hasta el 11 de mayo", comenta el comisario.

La idea inicial pasó por distintas fases hasta decidirse a centrar la muestra en los carteles editados para las cofradías de Málaga, Almogía y Vélez‐Málaga. "Hubiera hecho falta un espacio inmenso para abarcar toda su obra sacra, por lo que se optó por un enfoque más específico", añade Otalecu. "Afortunadamente", admite, las hermandades respondieron "con entusiasmo", prestando las 48 obras que conforman la exposición "sin ningún tipo de problema".

El montaje supuso un reto, ya que al tratarse de una exposición monográfica de un mismo autor y temática, el mayor desafío fue evitar la monotonía. "Creo que lo hemos conseguido o, al menos, lo hemos intentado", confiesa el comisario. Aunque sigue un orden cronológico, hay algunas concesiones, como la inclusión del cartel no oficial de 1987 en la primera sala, que permite apreciar mejor la evolución del artista tanto en su técnica pictórica como en su desarrollo personal.

"Eugenio fue tremendamente generoso con nuestro mundo", destaca José Carlos Garín, presidente de la Agrupación de Cofradías de Málaga. "Es nuestra obligación seguir hablando de él y de su obra para que las nuevas generaciones lo conozcan y lo valoren", añade. "Esta casa es su espacio natural", enfatiza Garín, convencido de que la acogida "será extraordinaria".

A pesar de su partida en 2019, el arte de Eugenio Chicano sigue iluminando el camino de quienes aman la Semana Santa y la cultura malagueña. Sus carteles no solo son testimonio de su talento, sino también de su compromiso con una tradición que supo reinterpretar sin perder su esencia. "Que esta exposición sirva para recordar que la verdadera esencia de la Semana Santa está en la pasión con la que la vivimos", concluye Otalecu, y añade: "Y que el legado de Chicano siga inspirando a nuevas generaciones de artistas".

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