Cultura

El saber escrito en 9.000 libros

  • La Sociedad Económica de Amigos del País tiene inventariado el 95% de su biblioteca, obras datadas desde el siglo XVI

  • Junto al Ministerio de Cultura van a digitalizar 70 volúmenes antiguos

Lucía Reigal y Felipe Pajares consultan un atlas cartográfico de navegación del siglo XVIII.

Lucía Reigal y Felipe Pajares consultan un atlas cartográfico de navegación del siglo XVIII. / Javier Albiñana

Felipe Pajares y Lucía Reigal, responsables de la biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País muestran un atlas cartográfico de navegación del siglo XVIII. Sus mapas, de grandes dimensiones y con leyendas en francés y en latín, son una belleza que aún se conserva en hojas amarillentas y de aspecto vulnerable. "Entre sus curiosidades, el libro muestra el perfil litográfico de Lisboa antes del terremoto", comenta Pajares, miembro de la sociedad, profesor de Geografía e Historia y especialista en archivística y bibliotecas. Ésta es una de las 9.000 obras -la más antigua fechada en 1515- que conforman los fondos bibliográficos de la entidad, afanada en un proyecto de estudio y reorganización de este gran patrimonio. Ya se ha inventariado el 95% de los volúmenes, se trabaja en su rehabilitación y, gracias a una ayuda del Ministerio de Cultura, se van a digitalizar 70 obras clave de los fondos antiguos.

La Sociedad Económica de Amigos del País se creó en 1789, cuando ya reinaba Carlos IV. Esa primera sociedad, con sus estatutos fundacionales de 1790, comenzó a recibir donaciones pertenecientes a ilustrados y a eclesiásticos de la ciudad. Ejemplares de ciencias naturales, matemáticas, política, religión, agricultura, economía, arte, jurisprudencia, derecho canónico y derecho civil empezaron a llenar las estanterías de madera de Flandes. También manuscritos y guías de la ciudad del XIX y XX, que hoy resultan interesantes documentos sobre la Málaga de hace dos siglos. Libros en latín y griego, en español, italiano, francés, alemán, inglés e, incluso, cirílico. Quijotes del XVII, mucha literatura, obras de referencia y enciclopédicas. Todo el saber se aglutinaba en miles de páginas que la Sociedad Económica se comprometió a "limpiar, ordenar y conservar", según sus propias actas, "para ofrecerlo al público malagueño".

Cánovas del Castillo donó 400 libros y nueve colecciones periódicoas en 1889

Domingo de la Casa, según relatan Lucía Reigal y Felipe Pajares, fue un personaje fundamental de esta primera etapa, ya que se encargó de la citada limpieza y organización de los libros que iba adquiriendo la entidad. Y "Juan Nepomuceno Cascallana, que fue obispo, uno de los promotores iniciales de la apertura al público de la biblioteca a mediados del XIX", comenta Reigal. Fue Jorge Loring en 1852 quien llevó a cabo la primera moción para sacar adelante esta biblioteca pública, que llegó a recibir unos 2.100 lectores al año, cifra bastante relevante para la época. "Además el 25% de las consultas eran sobre política, había inquietud por la situación del país contradiciendo aquel lema de la ciudad de las cien tabernas y una librería", dice Felipe Pajares. "En 1885 existían en España 43 Sociedades Económicas de Amigos del País y la malagueña tenía 10.000 fondos bibliográficos, solo superada por Madrid y Barcelona, según publicó Nicolás Díaz", agrega Lucía Reigal y señala así la importancia de la entidad en la ciudad.

Las Sociedades Económicas, como subrayan los bibliotecarios de la entidad, "se erigen como promotoras del cambio científico, se parcela el conocimiento y se hace mucho más pragmático, por lo que los volúmenes son cada vez más pequeños y de temas más concretos". José María Ruiz Povedano, presidente de la entidad, detalla que "una de las constantes de estas sociedades siempre ha sido el pensamiento económico, conocer las ciencias sociales, las de la naturaleza, las ciencias útiles que, en ese momento, se basan en la agricultura. Se intenta conocer y difundir la riqueza de la tierra para promover los recursos endógenos de la provincia como es la vid, la almendra, el higo, el trigo y el aceite".

El triángulo financiero formado por Loring, Heredia y Larios tuvo una gran vinculación con la Sociedad Económica, sobre todo el marqués de casa Loring, impulsor del ferrocarril Córdoba-Málaga, tema del que se conservan un buen número de publicaciones en la biblioteca. Otro donante ilustre fue Cánovas del Castillo, que en 1889, cuando ya había sido presidente del Consejo de Ministros, entregó 400 libros y 9 colecciones periódicas, una relación de donaciones que se encuentra documentada en el Archivo Histórico Nacional.

La organización actual en la que se trabaja ha permitido establecer cuatro fondos, como explica Ruiz Povedano. En el fondo antiguo se incluyen los manuscritos y las obras impresas hasta 1800. El fondo moderno engloba ejemplares desde principios del siglo XIX hasta la segunda mitad del XX, que pasan al fondo contemporáneo. El cuarto es el fondo de folletos, "que es interesantísimo, se trata de publicaciones de menos de 50 páginas, memorias, informes, discursos, estadísticas y conferencias, muchos escritos de los propios miembros de la Económica del siglo XIX y principios del XX", apunta el presidente de la entidad y destaca su valor documental. De estos folletos se conservan unos 2.000 y 150 de ellos, de temática malagueña, están digitalizados. "Durante tres años se ha trabajado en colaboración con la Diputación Provincial y la Biblioteca Cánovas del Castillo y este año hemos solicitado al Ministerio de Cultura la digitalización de 70 libros del fondo antiguo que tienen gran interés", indica Ruiz Povedano. En este proyecto el Ministerio invertirá 17.000 euros y la entidad 3.000.

La humedad y los insectos bibliófagos son los principales enemigos de este patrimonio. "El 40% se encuentra en buen estado de conservación, otro 50% necesita mantener sus condiciones y el diez restante casi se ha perdido con el paso del tiempo y los tenemos en cuarentena para intentar ponerles una solución", señala Lucía Reigal. La biblioteca llegó a tener 12.000 obras en sus estantes para consultas "con criterio de acceso a ciertas obras, había discriminación sexual y por edad para poder leer libros de sociología, por ejemplo, o del estudio de la mujer", dice la experta. También había unos 3.000 en su biblioteca circulante -fondos en préstamo-. El primer tercio del siglo XX supuso un crecimiento constante y tenía entre 14.000 y 15.000 usuarios al año. En la actualidad no está abierta al público pero "procuramos atender la petición de investigadores que vienen a realizar consultas muy específicas", afirma Ruiz Povedano. Mientras se investiga, en el paso del papel a la tecnología digital se halla el futuro de estas singulares obras.

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