Cultura

Una secuela para el Ficcab

  • El Festival de Benalmádena regresará cinco años después con su decimoquinta edición, que incluirá un ciclo sobre refugiados, en noviembre

El trabajo que se venía urdiendo de manera un tanto soterrada, en busca de apoyos y del paisaje más favorable, finalmente ha dado sus frutos: el Festival Internacional de Cortometrajes y Cine Alternativo de Benalmádena (Ficcab) celebrará su próxima edición, la decimoquinta, del 3 al 6 de noviembre en el municipio, tal y como confirmaron ayer en rueda de prensa el alcalde, Víctor Navas, y el director del certamen, Jaime Noguera, amparados por una nutrida representación institucional. La noticia es que el Ficcab vuelve cinco años después de su última edición, la de 2011, salvada ya in extremis ante la falta de apoyos económicos. El cambio de signo político en el Ayuntamiento resultó determinante para la decisión de prescindir del festival ante el desamparo de la crisis, y por eso las declaraciones de Navas (recogidas por fuentes municipales) sonaban ayer harto significativas: "Cuando llegamos al Gobierno municipal, todas las fuerzas políticas que participamos en él teníamos claro que deseábamos el regreso del Ficcab dentro de la gestión cultural que queremos para Benalmádena". Dicho y hecho: Noguera anunció que la organización ya ha lanzado las bases para su concurso internacional de largometrajes (que próximamente estarán disponibles en la web www.ficcab.org), que contará con premios en metálico. En cuanto a la programación, el Ficcab volverá a servir de escaparate para películas independientes y de autor, de escasa proyección y distribución en los circuitos convencionales. Sin aportar muchas más novedades, Noguera indicó que en la próxima edición se celebrará un ciclo dedicado a los refugiados y que la Niña de Benalmádena, emblema del Ficcab, volverá a ser el trofeo que reciban los cineastas premiados por el jurado.

Pero que el Ficcab disponga así de tan esperada secuela supone un motivo de celebración en la medida, también, en que Benalmádena recupera su posición predominante de ciudad del cine en el mapa nacional. Cabe recordar que, a lo largo de sus tres lustros de actividades, el festival reconoció a través de su Premio Internacional Ciudad de Benalmádena a realizadores de la talla de Theo Angelopoulos (2003), Guillermo del Toro (2004), Ken Loach (2005), Humberto Solás (2007), István Szabó (2008), Richard Lester (2009) o el último, el checo Jirí Menzel, el director de Trenes rigurosamente vigilados, Mi dulce pueblecito y otras obras maestras, que recogió su galardón en 2011. También han sido reconocidos en el Ficcab realizadores españoles como Juanma Bajo Ulloa (2001), Jesús Franco (2004), Imanol Uribe (2004), Miguel Picazo (2008) y Borja Cobeaga (2009), además de intérpretes como Emilio Gutiérrez Caba (2001), Karra Elejalde (2002), Luis Tosar (2004) y Malena Alterio (2008), entre muchos otros.

La historia de Benalmádena como referente cinematográfico, sin embargo, se remonta a mucho más atrás; de hecho, aun con una filosofía bien distinta y flexible en correspondencia con su tiempo, el Ficcab representó el relevo de cuanto significó la Semana Internacional de Cine de Autor de Benalmádena, que desde 1969 hasta 1989, afincada en el Hotel Alay como sede estable, abrió un ventana privilegiada al mundo a través del cine que, especialmente durante la dictadura franquista, tuvo connotaciones de oasis milagroso. Con la dirección de Mamerto López-Tapia en sus dos primeras ediciones y bajo las riendas después de Julio Diamante, que se hizo cargo del certamen hasta el final, Benalmádena exhibió películas de Fassbinder, Vertov, Trauberg, Imamura, Dwoskin o el mismo Angelopoulos, que fue objeto de una retrospectiva en 1976, cuando aún era un cineasta desconocido en España. Quedan para la historia episodios como la proyección de El imperio de los sentidos de Nagisa Oshima, saldada con una polémica mayúscula; el no menos ruidoso pase de El acorazado Potemkin de Eisenstein en 1973 y el momento en que Ricardo Franco recogió su premio por El desastre de Annual, en 1970, con el puño en alto y al grito de "¡Viva la República!"

Ahora, Benalmádena vuelve a sentar las bases para que se siga escribiendo en su ADN la historia del cine. Y así es como debe ser.

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