Cultura

Tras la senda del maestro Nureyev

El 6 de enero de 1993 marcaría la fecha de la muerte de uno de los principales bailarines clásicos del siglo XX, y dicen que de todos los tiempos. El controvertido y temperamental Rudolf Jametovich Nureyev fue un arduo trabajador que dejó espectaculares y bellos momentos para los amantes de la danza. De la mítica figura no sólo nos queda el recuerdo y su importante herencia sino que también aparecen homenajes como el que la noche del miércoles se presentó en el Teatro Cervantes. Un montaje basado en la dirección artística de Giuseppe Carbone y que nos trajo recuerdos de varios de los números destacados del bailarín ruso, y el disfrute en escena de las principales figuras de algunos de los templos actuales de la danza mundial; aunque un cambio en el programa nos dejó sin la participación de solistas del Royal Ballet de Londres.

Las ovaciones multitudinarias arroparon bastantes números de los propuestos en donde destacaron firmemente varias figuras. Principalmente Danil Simkin, el joven bailarín de 21 años, tanto en el Pas de deux de Don Quijote -excelente combinación técnica con destreza acrobática veloz- en pareja con una muy eficiente María Kochetkova como en el simpático número de Los Burgueses.

La elegante plasticidad de las coreografías de Kylián también tuvo su momento. Degustamos una impresionante puesta en escena de un número de Bella figura con la pareja Scaglia/Medhi en efectiva y milimétrica dualidad en proporción con la música, como manda el coreógrafo, y con ese barroquismo que se permite el lujo de ser mostrado en gestos e incluso sonidos durante la ejecución.

Muy bien igualmente la pareja Esina/Shishov, mucho más lucida en el Pas de deux del Corsario que en la combinación de El Lago de los Cisnes: exquisito trabajo de puntas de ella y muy logrados giros en el número solístico de él aunque falto de esa delicadeza de gesto que imprimiese Nureyev. En igual calidad de mérito el dúo Azzoni/Riabko mucho más convincente en La dama de las camelias.

Finalmente la pareja Pagliero/Carbone muy comunicativa en el Pas de deux de Esmeralda y bien resuelta en la famosa escena elegida de La Sílfide que junto al trabajo ofrecido por el elenco de artistas y el óptimo trabajo del mencionado bailarín italiano en su solo de Arepo de Béjart hicieron vibrar al público malagueño.

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