Cultura

Tres siglos de historia de Rusia en 250 piezas

  • 'La dinastía Románov' muestra a través del arte los avatares de los zares de Rusia desde 1613 hasta la revolución bolchevique de 1917

  • Se podrá visitar hasta el 4 de febrero de 2018

Justo un 21 de febrero de hace 404 años, en 1613, el primer Románov, un adolescente que vivía con su madre en un convento fue conminado por los señores de la guerra para que ocupara el trono de Rusia. Pasó a la historia como el primero de una dinastía que hubo de durar tres siglos más, hasta que la revolución bolchevique masacrara a toda la familia y colaboradores más estrechos de Nicolás II, el último zar del país. En trescientos años las batallas por el poder, los casamientos, las traiciones, las descendencias, los hábitos y costumbres de los emperadores fueron contadas a través del arte y eso es lo que muestra la profusa exposición La dinastía Románov que desde hoy se puede ver en la Colección Museo Ruso y que permanecerá instalada en la pinacoteca hasta el 4 de febrero de 2018.

Una sala dedicada a Iván el Terrible introduce al visitante en la muestra. "Nadie conocía realmente cómo era su cara, pero los pintores del XVIII lo retrataron así", explicó Yevguenia Petrova, directora artística del museo matriz al alcalde de Málaga en la visita a la muestra. También relató la historia trágica de su hijo. "No se supo si realmente se asesinó a su hijo pero el dramatismo de esta historia fue utilizado por muchos pintores", agregó. Tras esta sala, se retrata el periodo de guerras civiles y turbulencias generado entre 1598 y 1613, hasta la ascensión al trono de Miguel Románov. "Es la historia de Rusia y del Museo Ruso donde están todos los retratos de los zares y emperadores, pero también representamos las familias, la gente que vivía en aquella época, los que influyeron en los acontecimientos históricos...", comentó Vladimir Gusev, director del Museo Ruso de San Petesburgo. "Pero como somos un museo de arte no sólo enseñamos la historia sino también el desarrollo del arte durante cuatro siglos, el cambio de estilos y épocas", apuntó Gusev.

Todos los retratos de los zares, sus esposas, sus hijos, los paisajes o los hechos más destacados de su reinado fueron realizados en la misma época o pintados posteriormente pero que recogen estos momentos, distribuidos cronológicamente por salas. En la dedicada a Pedro El Grande destaca el cuadro de mayor dimensiones que se ha exhibido, por el momento, en la pinacoteca. Se trata de Escarnio del cadáver de Iván Miloslavski. Este enorme lienzo de 5,6 metros relata las represalias del zar ante la traición de Miloslavski. Aunque intentaba ser un emperador ilustrado, podía ser tan terrible como sus antecesores y, de hecho, condenó a muerte a su propio hijo por conspirador.

"Entendemos que la historia fue muy complicada, muy dinámica, con distintas páginas donde ni siquiera los rusos pueden entender muy bien todo lo que ocurrió, pero pensamos que el dramatismo de esta historia podría ser interesante para el público extranjero", consideró Petrova. Para hacer más fácil el relato histórico "hemos preparado bastantes textos que ayudarían a entender esta exposición", agregó la directora artística del centro ruso.

La muestra, comisariada por Pável Klímov, está compuesta por 247 obras de más de un centenar de artistas. Ofrece una exhaustiva mirada y una oportunidad única de conocer este periodo de la historia rusa, ya que hasta ahora no se había podido reunir en Europa occidental una muestra tan completa. La muestra se divide en once secciones, en las que destacan las piezas del siglo XVIII sobre los reinados de Pedro I el Grande y Catalina La Grande. La muestra termina con una de las obras más emblemáticas de la exposición, un icónico retrato de Nicolás II, obra de Ilya Repin, artista más conocido de la muestra, del que también destaca un óleo que recoge la boda de Nicolás II con Alejandra Fiódorovna.

Vajillas, trajes, lámparas, un trono, la máscara funeraria de Pedro El Grandes, iconos y esculturas completan el recorrido por el esplendor de una dinastía que la Guardia Roja en el Palacio de Invierno puso punto y final.

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