50 sombras de Raphael: Álex de la Iglesia presenta 'Mi gran noche'
Con risas en el patio de butacas y más risas después, el director y su estrella presentan en el Festival de San Sebastián su desmadrada comedia sobre una veterana y déspota estrella de la canción melódica
Por fin, llegó el día: casi 45 años después de Volveré a nacer, Raphael regresó por todo lo alto a la gran pantalla con Mi gran noche, la "comedia total" de Álex de la Iglesia que ayer se presentó entre carcajadas y aplausos en el Festival de San Sebastián, dentro de su Sección Oficial pero fuera de concurso.
"Sin sentido del humor hoy en día no se puede vivir. Quien no lo tenga, debería encontrarlo en algún lado", dijo este incombustible crooner ibérico que a sus 72 años sigue atreviéndose con todo. Y es que, según declaró, se ha sentido "muy afortunado de volver a pisar un plató" y comprobar cómo ha cambiado el hacer cine: "Antes todo era más encorsetado". Precisamente corsés no parece haber en Mi gran noche, que además de Raphael, la gran estrella, su principal reclamo, cuenta con un reparto coral que reúne a buena parte del star-system español: por la película desfilan Mario Casas, Blanca Suárez, Hugo Silva, Santiago Segura, Terele Pávez, Carlos Areces, Carmen Machi o Carolina Bang.
Esta comedia "grotesca" -según su director, así, grotescas, deberían ser todas las comedias- gira en torno a una grabación surrealista: la de una de esas entrañables galas televisivas de Nochevieja, en pleno mes de agosto. Allí, centenares de figurantes fingen disfrutar, reírse y celebrar el Año Nuevo cuando en realidad llevan días encerrados en un estudio donde puede suceder, literalmente, de todo.
Según Álex de la Iglesia, "una de las cosas más bonitas de la peli" es que precisamente junta a personalidades muy diferentes, "un grupo de fuerzas contrapuestas que hacen que el edificio se sostenga". El director confesó que tras terminar el guión estaba "tremendamente acojonado". Y es que "no había plan B": o Raphael aceptaba, o no había película. Pero el cantante de Escándalo ni lo dudó.
En el filme, que llegará a los cines el 23 de octubre, el cantante de Linares da vida a Alphonso, una veterana y déspota estrella de la canción melódica que rivaliza por subir al escenario tras las campanadas de medianoche con Adán, el nuevo y mujeriego astro del pop patrio, interpretado por Mario Casas. "Yo no soy así, yo soy aquel", bromeó Raphael; "pero como conozco a varios que sí... aunque se dice el pecado, no los pecadores", añadió con una sonrisa pícara.
Para el director de El día de la bestia, Raphael es la persona "más generosa" que ha conocido. Y adelantó -tratándose de De la Iglesia no se sabe si en serio o en broma- que quieren hacer más películas juntos: "Habíamos pensado en una peli de terror en la que él haría de serial killer, y ya tenemos el título: 50 sombras de Raphael".
Volviendo a la película, el cineasta afirmó que el retrato de una sociedad "no puede ser otra cosa que una comedia o una farsa", pues "la mejor manera de sobrevivir es tomárnoslo con una carcajada". Y para eso, qué mejor que una fiesta como la de fin de año, aunque como puntualizó Raphael, él es más de programas de Nochebuena. Y este año repite, adelantó...
Casas, totalmente transformado en el filme con una melena rubia oxigenada, se mostró también muy agradecido al director por haberle regalado personajes que "no tienen nada que ver" con la imagen que la gente pueda tener de él. Pero ese lado cómico "siempre ha estado dentro", explicó, "y Álex me ha dejado sacarlo".
De la Iglesia tampoco escatimó en halagos para el trabajo del joven actor, que en agosto estrenó en Chile el drama minero Los 33 y próximamente aparecerá en la adaptación del best-sellerPalmeras en la nieve: "El trabajo que hace Mario es espectacular. Cuando estábamos rodando era muy difícil decir corten, porque él seguía e igual pasaba algo fascinante". Y es que, según el director, Casas "es todo amor". En una escena, contó, "se fue creciendo" y acabó saltándose el guión y besando a otra actriz (aparte de a la que sí debía besar). Lo admitió entre risas el aludido: "Tengo amor para todas".
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