Cultura

La subasta de 'El grito' en Nueva York presagia un nuevo récord

  • El cuadro de Munch podría superar los 106,5 millones de 'Desnudo, hojas verdes y busto', de Picasso

"Sentí el gran grito de la naturaleza", escribió el pintor noruego Edvard Munch en el extremo de uno de sus cuadros. Aquella pintura, ya legendaria, se conoce como El grito, y es uno de los cuadros más famosos del mundo. Hay cuatro versiones de esta obra que tiene ya 120 años, y tres de ellas están en manos del Estado noruego. El cuarto se subastará el 2 de mayo en Nueva York. Y los expertos vaticinan un nuevo récord.

"Puede pasar de todo, no hay que descartar ninguna suma", afirmó recientemente Simon Shaw, director del departamento de arte moderno. Nadie puede decir si se batirá la cifra que hace dos años logró Desnudo, hojas verdes y busto, de Picasso, por el que se pagaron 106,5 millones de dólares. "Estamos muy emocionados", añadió. Aunque se han pagado sumas astronómicas en otras operaciones, como por el No. 5 de Jackson Pollock (140 millones de dólares hace cuatro años), no se trataba de subastas, sino de negocios privados.

El lienzo que ahora sale a subasta data de 1895 y pertenece a Petter Olsen. Su padre, Thomas, era apenas un niño cuando hace ya un siglo llegó a su barrio de Hvitsten, en el sur de Noruega, un nuevo vecino: Edvard Munch. El cuadro pasó por muchas manos antes de llegar a las de Thomas, en 1937. Ahora, su hijo Petter quiere vender esta obra maestra para poder construir un museo que rinda homenaje a Munch .

Sotheby's calcula un precio de 80 millones de dólares (60 millones de euros) para esta obra maestra expresionista, pero hay buenos motivos para pensar en una subasta récord. "Es el segundo cuadro más famoso del mundo, después de la Mona Lisa", dice el experto en Munch Mark Winter. Además, hace 75 años que no salía a la venta y tampoco tendrá competencia: las otras tres versiones de El grito son patrimonio del Estado noruego y es casi impensable que salgan al mercado.

Dos de las versiones expuestas en dos museos de Oslo fueron robadas en el pasado: una en 1994, antes del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer, y otra en 2006. Ambas han sido recuperadas, aunque en parte con graves daños. Según Winter, la popularidad de estos cuadros se debe a su universalidad: "Todo el mundo los reconoce. Y cualquiera puede entenderlos. El mundo, nuestra vida, están llenos de problemas. ¿A quién no le gustaría a veces gritar?" Por eso, el lienzo se entiende en todas partes, "sin importar si uno es chino, alemán o argentino".

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