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El territorio fértil del canto
La coral Carmina Nova, en la que cantantes como Carlos Álvarez dieron sus primeros pasos en la lírica, cumple 25 años de éxito, resistencia, crecimiento y activismo en Málaga
Fue en enero de 1988 cuando 28 miembros de la coral Santa María de la Victoria decidieron abandonar la formación y poner en marcha su propio coro. Aquel ultimátum guardaba no pocas similitudes con los orígenes de algunos Estados durante la Edad Media, y, de alguna forma, también de esta deserción terminó naciendo un territorio nuevo: la coral Carmina Nova celebra ahora su 25 aniversario con más de 60 miembros en sus filas, como un país singular consagrado al canto, con una trayectoria plagada de éxitos, convertida en aliada de la Orquesta Filarmónica de Málaga y en una de las agrupaciones más respetadas en su género de toda España. Por ella han pasado cantantes de la talla de Carlos Álvarez (uno de los 28 pioneros) y cuatro directores (Miguel Ángel Garrido, Luis Naranjo, Javier Serrano y el actual, Diego González) que se reunieron en un concierto especial el pasado junio en San Agustín para dar cuenta de la celebración. El pasado viernes el coro estrenó además su nuevo local de ensayos en El Ejido, pero más allá de las novedades, el paso del tiempo termina transformando una realidad como un coro en un ejemplo de resistencia cultural: hoy, Carmina Nova constituye una experiencia enriquecedora en la que los amantes de la música, tanto quienes prestan sus voces como quienes acuden a sus conciertos como público, comparten inquietudes, repertorios y sensibilidades comunes, de manera libre, gracias a la voluntad de muchos y sin injerencias políticas de por medio. Igualmente, entre otras muchas cosas, un coro es una escuela en la que sus miembros aprenden a mejorar la precisión de su oído y la calidad de su voz; el público no es ajeno a este proceso y descubre, por su parte, las joyas de la música vocal clásica y contemporánea más allá de los highlights navideños que pueblan los programas habituales de corales y escolanías.
Buena parte de la clave del éxito de Carmina Nova (la resistencia es también aquí, como en buena parte del ejercicio cultural, sinónimo de éxito) se debe, según el vicepresidente de la formación, Carlos Benavides, a "la cohesión. Somos un grupo humano, de amigos, pero nos tomamos muy en serio lo que hacemos. Desde el principio mantenemos una disciplina muy eficaz para los ensayos y aprovechamos muy bien el tiempo. La mayor parte de nosotros somos aficionados, pero cuando cantamos adoptamos un rigor muy profesional. Y creo que el equilibrio entre nuestra naturaleza de grupo de amigos y de coro con ambiciones artísticas explica en buena medida por qué seguimos aquí después de 25 años". Este sentido de la cohesión tanto en lo humano como en lo artístico también ha permitido que el coro "sea capaz de afrontar hoy cualquier tipo de repertorio. Cada uno, individualmente, tiene sus preferencias, pero prevalece la idea de que cada obra que interpretamos nos ayuda a mejorar como coro. La próxima Semana Santa interpretaremos en el Teatro Cervantes con la OFM la Pasión según San Mateo de Bach, y al principio afrontar algo así habría sido impensable".
El expresidente y miembro del coro Juan García fue otro de los 28 fundadores. Recuerda que por entonces, a finales de los 80, "en Málaga sólo funcionaban prácticamente dos coros, el de Santa María de la Victoria y el Orfeón Universitario. Había grupos pequeños como el Francisco Guerrero, pero tenían una actividad bastante limitada; igual que el Coro de San Felipe Neri, que se reunía de manera muy irregular". La gran novedad que aportó Carmina Nova en Málaga fue la actuación junto a formaciones instrumentales de cámara (incluso llegó a tener una propia, la Capilla Malacitana), lo que permitió al coro ampliar el repertorio "y hacer conciertos monográficos, desde oratorios de Navidad a madrigales, además de abordar facetas del Barroco que nunca se habían interpretado en Málaga". Aquella apuesta "movió a los otros coros de Málaga a hacer cosas distintas" y, sobre todo, dado el enorme abanico musical con el que Carmina Nova comenzó a trabajar, significó un paso de gigante en la formación de sus miembros: "No hay director de escolanía en Málaga que no haya pasado por Carmina Nova". Además, la conjunción vocal e instrumental abrió a la formación las puertas del Festival de Música Antigua de Málaga, del que fue presencia habitual en sus primeras ediciones.
En cuanto a la evolución del repertorio, García apunta que los cambios obedecen, ante todo, a la inclinación de cada director: "Durante una temporada abordamos mucho el Romanticismo, pero con Luis Naranjo, por ejemplo, prestamos más atención al Barroco y desarrollamos un trabajo muy importante con los archivos musicales de la Catedral". Tampoco excluye el grupo las obras del siglo XX, que abordó por primera vez cuando fue invitado por la OFM al Ciclo de Música Contemporánea: compositores como Kodály, Larsen y Schoënberg han formado parte de sus programas.
El próximo mes de noviembre, Carmina Nova ofrecerá dos conciertos especiales enmarcados en su 25 aniversario: uno en la Sala Falla del Conservatorio Superior de Málaga y otro en Cádiz, dentro del Festival de Música Española. En realidad, las fechas de las que puede hacerse cargo el coro son limitadas debido, principalmente, a su gran tamaño: "Cuando éramos cuarenta era más fácil gestionarnos. Ahora, movernos es muy complicado, pero al menos no tenemos que buscar refuerzos para interpretar la Pasión según San Mateo, tal y como nos ocurrió hace ya algunos años". Dentro de una agrupación tan nutrida, los niveles en cuanto a destreza musical son dispares, "pero el coro funciona de manera solidaria. No hay otra manera. Quienes tienen más facilidad tienen muy en cuenta los tiempos de quienes tienen que trabajarse más las partituras". Eso sí, de cualquier forma, las pruebas de acceso que organiza la comisión musical cada vez que se produce una candidatura son cada vez más exigentes: "En el coro estamos acostumbrados ya a cantar las partituras a primera vista. Si llega alguien con muy buenas facultades vocales pero con un nivel de lectura inferior, se le dan recursos para que no lo acuse mucho. Pero, como no es cuestión de que nadie se agobie, lo mejor es que quienes quieran formar parte del coro traigan ya de casa un alto nivel de lectura".
El actual director, Diego González, es profesor del Conservatorio Superior y miembro de Carmina Nova desde hace quince años. Uno de sus objetivos es desarrollar un repertorio de corte más renacentista y a capella, pero admite que, en una formación de tantas voces, "los cambios son muy difíciles, e interpretar repertorios diferentes pasa por tener un coro flexible". González considera que la adopción del repertorio clásico que trajo consigo la colaboración de la OFM, con el crecimiento de miembros en consonancia, "nos permitió contar con agendas estables y retos muy interesantes, pero, por el contrario, nos quitó mucha de esa flexibilidad que hoy nos vendría de perlas para poder dar más conciertos". De cualquier forma, el coro tiene hoy en sus citas en el Cervantes junto a la orquesta una de sus principales razones de ser; "a partir de ahí, los pasos pequeños se hacen más valiosos", apunta al respecto González.
El director lamenta que, ante la organización de un gran encuentro de coros previsto para diciembre por el Ayuntamiento, "ni siquiera nos hayan preguntado nuestra opinión". Pero nadie duda de que Carmina Nova tiene ganado de sobra el cariño de los amantes de la música en Málaga; en los pequeños (o grandes) espacios de libertad que suponen sus conciertos, se sigue reafirmando una promesa que esta ciudad necesita mantener intacta.
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