"Hay que tomar partido, no todo va a ser lo que digan los mercados"
Imanol Uribe. Cineasta
El veterano realizador presentó ayer 'Miel de naranjas' en la Sección Oficial
Si alguien creía que la Sección Oficial a concurso del Festival de Cine era un asunto exclusivo de directores noveles, aquí está Imanol Uribe (San Salvador, 1950) para demostrar lo contrario. El director de películas como Días contados, El rey pasmado y Plenilunio presentó ayer Miel de naranjas, una película ambientada en la Andalucía rural de posguerra y en la que un joven que se resiste a adoptar un compromiso político firme y que acaba de enamorarse termina enfrentándose a una decisión moral de alto calibre. Iban Garate, Blanca Suárez, Karra Elejalde, Eduard Fernández y Ángela Molina protagonizan este drama que causó ayer buenas sensaciones en su pase de prensa. La producción corre a cargo de Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, que además interpreta un breve papel.
-Enrique, el héroe de Miel de naranjas, responde a cierto arquetipo común en su filmografía: el del protagonista que aspira a una vida tranquila pero termina asumiendo responsabilidades que no puede rechazar. Así era en El rey pasmado, Plenilunio y también en Días contados. ¿Es esa tesitura la que le animó a rodar la película?
-Sí, digamos que era uno de los aspectos que más me atraían. El protagonista se resiste a tomar partido, no quiere apostar ni por la izquierda ni por la derecha. Cree que lo que ocurre a su alrededor no tiene nada que ver con él. Hasta que las situaciones lo conducen a un límite en el que sí tiene que tomar una decisión que, de cualquier forma, nunca será fácil. Es cierto que ese dilema en el que no hay más remedio que tomar partido está muy presente en mis películas. Me atraen los personajes que terminan sumidos donde no querían.
-La película despierta la tentación de trasladar ese mismo dilema al presente. ¿Cree que es posible vivir hoy sin tomar partido?
-No sé si es posible o no, lo que sí creo es que hay tomar partido, hoy y siempre. Ahora hay una sensación muy extendida de que da igual la opción por la que te decantes, de que cualquier compromiso entraña una pérdida de tiempo. Pero creo que sí hay que apostar por algo, alzar la voz. No todo va a ser lo que dicen los mercados.
-Otra constante en su trayectoria es su apuesta por actores muy jóvenes, tal y como ocurre en Miel de naranjas. ¿Comparte la idea de que los nuevos intérpretes que se incorporan hoy al cine presentan serios problemas de formación en cuanto a la adopción de registros, algo que se achaca a su éxito cada vez más temprano en televisión?
-Como suele decirse, hay de todo, pero es que en este caso es así y además creo que siempre lo ha sido. No creo que los jóvenes actores salgan hoy peor preparados que hace veinte o treinta años. A lo largo de mi carrera me he encontrado con nuevos intérpretes realmente buenos, convincentes y tan profesionales como los más veteranos, y sé que también hay actores realmente malos. Pero sí me siento satisfecho del trabajo que he llevado a cabo con todos los míos, y muy especialmente en Miel de naranjas.
-¿Modificó mucho el guión de Remedios Crespo durante el rodaje? Hay ciertas decisiones en la película que apuntan directamente a esa posibilidad.
-Como director no soy un enemigo declarado del guión, pero tampoco lo considero un elemento inalterable. Creo que en el fondo es una cuestión de sentido común. En este caso, Remedios estuvo presente durante todo el rodaje y participó en todas las decisiones, así que el proceso fue muy sencillo. Digamos que el guión fue modificado sin traumas, según lo iba pidiendo; un poco al hilo del mismo rodaje, que se llevó a cabo en Andalucía y en el que lo pasamos muy bien.
-¿Está satisfecho con la acogida que ha tenido el film en el festival?
-Estoy razonablemente satisfecho con el resultado de la película. Luego, en cuanto a la aceptación, pues sí, parece que ha sido bien acogida, y eso me gusta porque ya se sabe que el público de los festivales es un tanto especial. Habrá que ver cómo funciona después del estreno.
-¿Tiene algún proyecto concreto para un próximo rodaje?
-No del todo. Teníamos previsto rodar en Argentina una película sobre Facundo Cabral, el cantautor que murió asesinado el año pasado en Guatemala. Pero ahora mismo está todo en el aire.
-¿Cómo se lleva usted con la industria? ¿Dispone de la facilidad que se supone a un cineasta de su trayectoria para poner un rodaje en marcha?
-En realidad todo depende del proyecto, no del nombre. Si presentas un proyecto interesante y susceptible de éxito lo tendrás mucho más fácil, seas quien seas, que si presentas otra cosa. Es una época difícil, pero hay que insistir, y mucho.
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