Arte

Lo que traza Cadenas

  • La exposición 'Museo de hojas volantes', en la Galería Viñas, plantea una suerte de 'panegírico plástico' de la historieta, con el permiso de Tintín y Joan Crawford

Ricardo Cadenas ha reunido en Museo de hojas volantes obras que desde la pintura, el collage y, sobre todo, el dibujo, exploran en distintos niveles y grados el mundo del cómic. El título ya plantea una suerte de panegírico plástico de la historieta, que adquiere naturaleza de manifestación artística museable y como bien de consumo que, una vez satisfecha las necesidades, incluso deviene despojo, tal es la potente imagen que da nombre a la muestra.

Cadenas no trata de incluir el cómic en sus obras como mero pretexto formal o temático, tal como se hizo en el Pop, que ansiaba citar y apropiarse incluso del lenguaje de los medios de masas, sino de una suerte de homenaje al mundo del cómic anglosajón y la bande desinée franco-belga. Para ello, el artista no se conforma con trazar dibujos, sino que traza historias, narraciones por desvelar, algunas enigmáticas, otras más evidentes, pero, en cualquier caso, siempre subyace ese carácter narrativo que en ocasiones parafrasea el lenguaje del cómic y que desemboca en muchos casos en la alegoría. Cadenas opta por la acumulación de referencias e indicios de modo que sus obras se densifican tanto formal como semánticamente, es decir, en la apariencia y en los significados que parecen que se construyen tanto como se destruyen. Tal vez, uno de los rasgos más interesantes de la propuesta es ese juego de ocultación-desvelación que se produce al sumar tantas referencias populares con otras menos conocidas, así como la articulación de éstas, de manera que promueven en el receptor la incertidumbre. En ese intento, su obra nos atrapa, nos hace dilucidar e intentar hallar las posibles relaciones y narraciones subsumidas en este ejercicio para-literario, para-artístico o de para-historieta.

Para este fin, Cadenas aplica un alto grado de conceptualización en sus piezas. El artista, además de dibujar, conceptualiza y proyecta hasta tal extremo que pareciese que el dibujo, la pintura o el collage son meras excusas, meros medios al servicio de esas narraciones. Y es que no se trata de dibujar exclusivamente, ni se trata ya de ilustrar una idea, sino de poner las habilidades al servicio de una complejidad conceptual.

En esa aproximación al universo del cómic, el artista explora distintas soluciones y acercamientos: la alegoría, como en algunos bodegones que acumulan referencias aparentemente dispares y cercanas que suponen un encuentro fortuito y que van desde Tintín a Jean Tinguely o Egipto; el homenaje a autores como Hergé o Fahlström, poeta y pintor que hemos de situar en los rededores del Pop, ya que interesándose por los medios de masas en general se apoyó en algunos rasgos del cómic para sus composiciones (estructuración quebrada en viñetas que se sintetiza en ocasiones con lo precolombino, bocadillos, textos, así como sus recortes), esto es, un interés y uso más profundo de la historieta tal como ejemplifica la propia obra de Cadenas; el mero análisis de las características formales de la historieta y la comparación y asimilación de éstas con la historia de la pintura, como se aprecia en uno de sus dípticos en los que se contrapone la estructura de la pintura abstracta con la de las viñetas para, de este modo, hacer surgir cuestiones que van desde lo fisonómico, la alusión histórica neovanguardista a lo pop y a las poéticas informalistas y sus derivados, el entretenimiento y lo sesudo, o la baja y la alta cultura; alusiones a la historia del cómic, como la cita a la Escuela de Marcinelle que con personajes como Lucky Luke o Gil Jourdan aparecieron en las páginas del semanal belga Spirou; así como episodios menos relevantes, como en Dedicatoria (de Joan Crawford a Milton Caniff), en la que se introduce en pasajes vitales y en el imaginario del gran historietista Caniff, quien se inspiró en la actriz para algunos de sus personajes como Burma o Dama Dragón. Cadenas vela con gouache la totalidad del soporte ocupado por viñetas de Milton Caniff en las que aparecen algunos de estos personajes femeninos para, sobre ellos, proceder a la apropiación de la firma de Crawford que se plasma en el centro de la obra como si de un autógrafo se tratara y que bucearía en las relaciones de ambos personajes. Una historia más por desvelar de las que traza Cadenas.

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