Cultura

El último romántico

Orquesta Filarmónica de Málaga. Teatro Cervantes. Fecha: Viernes 8 de marzo. Programa: 'Obertura trágica, Op.81', J. Brahms; 'Concierto nº 1 en Mi bemol mayor para trompa y orquesta, Op. 11 TrV 170', R. Strauss; 'Sinfonía nº 34 en Do mayor, Kv.388', W. A. Mozart; 'Don Juan', R. Strauss. Director: George Alexander Albrecht. Solista: Stefan Dohr (trompa). Aforo: Tres cuartas parte

El encabezamiento del noveno concierto de abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM), Europa. El ocaso de un Imperio, para obras de Brahms, Mozart y Strauss, parecía retomar aquella idea -hoy discutida- que desplaza a la música de Richard Strauss a mero epígono, extemporáneo y decadente, del romanticismo. Su nada disimulada nostalgia por el "mundo de ayer", que fue liquidado por la Gran Guerra, o su distanciamiento respecto de las vanguardias, que nunca secundó, parecen situarlo, efectivamente, fuera de la historia. Y, sin embargo, su presencia en el repertorio, cada vez mayor, parece desmentir esa opinión

Sea como fuere, desde los primeros compases, la OFM se situó en un registro sensiblemente distinto al habitual. La dirección del alemán George Albrecht, austera pero plenamente perceptible, se sustentó en las propiedades internas de la música, que tomó como un fin en sí mismo, puramente estético, más que en su sentido comunicativo. Así, en la 'Obertura trágica' de Brahms, una homogeneidad sonora de cuerdas densas y maderas claras hizo que primara la musicalidad sobre la expresividad.

También el Concierto nº 1 para trompa y orquesta de Strauss fue más colorista que expresivo. La lectura contenida de Albrecht, así como la notable interpretación de Stefan Dohr (solista de la Filarmónica de Berlín), evidenciaron la extraordinaria capacidad de Strauss para la creación de imágenes sonoras haciendo uso de las propiedades tímbricas de la trompa.

Un Mozart templado y luminoso, parecía marcar una línea continuista en la segunda parte. Albrecht recorrió la Sinfonía nº 34 recreándose en cada frase, diríase que con cierta parsimonia. Sin embargo, acabó sorprendiendo con un Don Juan mucho más impulsivo, visceral y de gran dramatismo, aunque también menos definido.

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