Como si no hubiera pasado nada, el huido de Waterloo reaparece para las elecciones autonómicas de su tierra. Pero en esta ocasión, incluso, en triunfante regreso. Y si no pudiese volver, siempre tendrá el recurso del victimismo para insistir en su matraca.

Cataluña necesita terapia y psicoanálisis y estos líderes ventajistas, tóxicos aliados de un Gobierno izquierdoso en almoneda, siguen inoculando el enfrentamiento, la exclusión, ese clasismo que les sale rentable y con el que también hacen negocio jugoso y extenso. Regresan inmaculados con la intención de seguir haciendo y persistiendo en lo que llevan ya un par de generaciones señalando a España como el problema de todos sus males.

En la cadena pública catalana TV3 han elevado el volumen de su perpetua cencerrada. Ellos ya han trazado su propia fachosfera que son el independiente poder judicial y todos aquellos que muestren siquiera una ligera duda sobre la idoneidad de una amnistía de lo que ya era antes un desatino.

TV3 fue la cadena que fue jaleando el procés durante años y ahora es el banderín de esta nueva andadura donde, vayan juntos o separados, los que más intriguen en favor del independentismo más beneficiados saldrán tras las elecciones.

Serán semanas de paciencia extra para el resto de España, irán creciendo las impertinencias, las osadías e incluso las provocaciones. Andalucía va a estar en el punto de mira de las afrentas porque allí cotiza desairar todo lo que parezca del Sur, sinónimo ahora de PP. Llevan décadas masticando la palabra “charnego”. Como fachosfera meridional que somos nuestra mejor herramienta a las ocurrencias que se van a ir amontonando por los líderes independentistas será la indiferencia. Ese independentismo en el fondo es tan pobre que sólo tiene dinero y prebendas para repartir. Y mucho argumentario tóxico.

TV3 les va a espolear con más verborrea y esa sutil insidia de sentirse mejores por la ufanía de ir en contramano.

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