Análisis

Fernando Faces Santelmo Business School

Lecciones de una crisis bancaria

Todavía es pronto para extraer lecciones de una crisis bancaria que sigue abierta. Tras la crisis financiera de 2008 los gobiernos y las autoridades monetarias reforzaron la regulación, supervisión y resolución de la banca. La última crisis ha demostrado que algunos países se quedaron cortos en su regulación y supervisión.

Se ha puesto en evidencia que una crisis bancaria no necesariamente tiene que surgir de un banco grande y sistémico. Un banco mediano como el SVB puede ser el aleteo de la mariposa que se propaga provocando un huracán global. Es lo que ha sucedido con el SVB , el número 16 del ranking bancario de Estados Unidos. También se ha comprobado qué puede haber normas inadecuadas en el marco de estabilidad financiera surgido tras la crisis de 2008, que habrá que revisar. En Estados Unidos Donald Trump en el año 2018, ante la presión de la banca regional, procedió a una desregulación financiera que suavizó las exigencias de solvencia y liquidez de la banca mediana no sistémica. Entre otras modificaciones el umbral de garantía de depósitos se amplió a 250.000 millones de dólares para proteger a los pequeños depositantes y al mismo tiempo evitar la fuga de depósitos desde los bancos pequeños a los bancos grandes. Tras la crisis del SVB se ha demostrado que cuando la desconfianza desata el pánico cualquier umbral de garantía de depósitos es insuficiente. En tan solo un día el SVB perdió un 20% de sus depósitos. Ante este escenario las autoridades monetarias se vieron obligadas a saltarse sus propias normas y comunicar que todos los depósitos, pequeños y grandes, estaban garantizados.

Otro suceso extraordinario es el acontecido en el salvamento de Credit Suisse mediante la compra por UBS por un precio de 3.000 millones de francos suizos. Un precio por debajo del valor nominal de sus activos. La normativa establece que en caso de pérdidas por quiebra los primeros que hacen frente a ellas son los accionistas, y a continuación los bonos subordinados (cocos). En esta ocasión no ha sido así: los bonistas lo han perdido todo, 16.000 millones de francos suizos, y los accionistas se han repartido los 3.000 millones del precio de compra. Entre los tenedores de este tipo de bonos (AT1) hay grandes fondos de inversión internacionales. La batalla judicial está garantizada.

Aunque el origen de la crisis bancaria obedece a flagrantes errores de gestión del riesgo, también ha habido fallos de regulación y supervisión, que habrá que corregir. Como factor positivo hay que señalar la rápida respuesta y la firmeza de bancos centrales y gobiernos que ha acabado frenando el vendaval del contagio a nivel global. Mención especial requiere el BCE, que ante el dilema de mantener la subida anunciada del tipo de interés de referencia en un 0,5% para controlar la inflación, con el riesgo de agravar la crisis bancaria, ha optado por mantener la anunciada subida del tipo de interés, priorizando el control de la inflación en aras de aumentar su credibilidad. La reacción de los mercados fue positiva. Está por ver lo que hace esta misma semana la Fed. La permanencia de altos tipos de interés y elevada deuda presagian que la fiesta continúa.

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