Mujeres portuarias

14 de marzo 2023 - 01:30

Hace Hace unos días, un amigo me preguntaba sobre las mujeres que trabajan en el puerto de Málaga. Aludiendo a un tópico muy manido, me decía que el trabajo portuario nunca había sido una labor para las mujeres y, a partir de ahí, comenzó a enlazar una serie de ideas muy estereotipadas sobre este tema. Sin intención de entablar ningún tipo de discusión por mi parte, podía haber zanjado la charla espetándole su supino desconocimiento del tema, me limité a ponerle algunos ejemplos de mujeres que han trabajado en el puerto malacitano. Sin retroceder demasiado tiempo, le hablé en primer lugar de África, una mujer que en 1970 comenzaba a desempañar labores portuarias. Con estudios de contabilidad, administración y comercio exterior, África, desde la oficina de una empresa dedicada al negocio de los barcos se convirtió en transitaria y especialista en estiba, teniendo además que estudiar informática para usar uno de los primeros ordenadores que se pusieron en marcha en el puerto malagueño.

Tras este ejemplo; el de una trabajadora que durante 35 años desempeñó una importante labor portuaria de oficina, le reseñé a mi amigo la historia de Berthe y Caroline Möller, dos hermanas llegadas de Alemania que en 1881 se convirtieron en agente consignatarias. A pie de muelle, estas señoritas, durante algo menos de una década atendieron a los buques de la Compagnie Generale Trasatlántique que visitaban las aguas malacitanas cubriendo una línea regular con puertos de América del Sur.

Ante estas dos historias, decidí rematar contando algunos detalles de los 11 meses que María Agustina Martín pasó entre 1909 y 1910 trabajando en los muelles malagueños. Casada con un cargador, esta mujer de 25 años y cuatro hijos, ante una grave enfermedad respiratoria de su marido que requería reposo decidió reclamar el trabajo de su esposo; una petición que tras un largo mes de insistencia finalmente consiguió.

Sin haber entrado en otras muchas historias de mujeres que han pasado por el puerto de Málaga y, sin haber caído en sórdidas aventuras, con estos ejemplos intenté aclarar a mi amigo un tema cargado de tópicos y errores; un asunto, el de las mujeres portuarias del que queda aún mucho por escribir.

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