El viernes 30 de enero de 1970, el puerto de Málaga presentaba una importante concurrencia de barcos. Con el campo de boyas de la bahía ocupado por el petrolero María de los Dolores que descargaba crudo para Puertollano, en el muelle dos se encontraba el trasatlántico italiano Gugliermo Marconi que, en línea regular entre Génova y Sidney traía a su bordo a 1.500 pasajeros, entre los cuales se encontraban un nutrido número de turistas.

Atracado en su habitual muelle, el de Cánovas, estaba el melillero Antonio Lázaro, mientras que en el muelle uno, un buque de bandera rusa, el Morshausk descargaba madera junto al alemán Proteus que realizaba una operativa con carga general.

Con varios motoveleros en el muelle número siete gestionando operaciones para rutas de cabotaje y, dejando espacio en ese mismo lugar para el buque de bandera panameña Aquimedes que descargaba nitrato amónico, el muelle de Heredia veía como el Condemar, un carguero de 57 metros de eslora se preparaba para una singladura con carga general.

Frente a este plantel de buques, en aquella jornada del 30 de enero, el puerto malacitano recibía a la motonave Camino que, en su viaje inaugural amarraba en el muelle número cuatro. Construido en los astilleros ferrolanos de Astano un año antes, este buque, adscrito a la Compañía Trasatlántica Española, con sus 119 metros, tres bodegas y capacidad para carga refrigerada y contenedores, iniciaba su vida de mar con el cartel de ser un buque muy adecuado para los requerimientos del transporte marítimo de la época.

Finalizada la maniobra de atraque, el consignatario del buque subía a bordo para ultimar una recepción que celebraría la primera visita malagueña de este buque; una fiesta a la que fueron invitadas diferentes autoridades, así como un grupo de empresas exportadoras.

Y si bien las recepciones a significativos barcos mercantes han desaparecido por completo en los muelles malagueños, si no estoy en un error la última que se escenificó ocurrió en octubre de 2020, la historia portuaria malacitana está repleta de acontecimientos de este tipo; eventos que ya sólo se realizan en buques de crucero y si me apuran, en algún que otro barco de guerra.

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