Carmen Pérez

Menos 'cash', más 'cards'

Tribuna Económica

23 de diciembre 2022 - 09:26

El BCE ha publicado esta semana un estudio que confirma dos tendencias en la forma en que los consumidores pagamos nuestras compras diarias: la primera, que cada vez utilizamos más las tarjetas para pagar y hacemos menos uso del efectivo cuando compramos en las tiendas; la segunda tendencia hace referencia a que las compras por internet se han vuelto más frecuentes. Seguro que nadie se sorprende con estas conclusiones, porque cada uno de nosotros propicia diariamente estos cambios con sus propios actos. Así, el dinero físico sigue avanzando en el camino de volverse irrelevante.

Cuando compramos presencialmente, el efectivo todavía sigue siendo el medio de pago más utilizado, aunque su cuota sigue disminuyendo con fuerza. Sólo hay que observar la progresión desarrollada: se utilizó para el 79% de las transacciones en 2016, pasó al 72% en 2019 y ha vuelto a disminuir hasta el 59% en 2022. Con una evolución inversa, los pagos con tarjeta se utilizaron en el 34% de las transacciones de puntos de venta, frente al 25% en 2019 y el 19% en 2016. Por otra parte, si se atiende, no al número de transacciones, sino al valor de las mismas, el cambio aún es más drástico: el uso del efectivo desciende del 54% al 42% y las tarjetas aumentan del 39% al 46% en estos últimos seis años.

Pero, además, al mismo tiempo, la tendencia hacia los medios de pago electrónicos se ha acelerado. La proporción de compras en línea como porcentaje de todas las transacciones diarias de la zona del euro ha aumentado significativamente hasta situarse en el 17% en 2022, frente al 6% en 2019. En términos de valor de las compras, la proporción de pagos en línea en 2022 fue el doble que en 2019: del 14% al 28%, lo que indica que se utilizaron con mayor frecuencia para cantidades más grandes.

En la presentación del informe, Fabio Panetta, miembro del BCE, reafirmó el compromiso del banco central con el efectivo, asegurando que los consumidores deben seguir siendo libres de elegir cómo pagar, tanto ahora como en el futuro: "Nuestro compromiso con el efectivo y nuestro trabajo continuo con el euro digital tiene como objetivo garantizar pagar con dinero público sea siempre una opción". Y, precisamente, respecto al euro digital hay novedades. Esta semana, el BCE ha publicado un nuevo informe sobre los desarrollos realizados en su proceso de diseño, especialmente sobre aspectos técnicos.

La comodidad es la razón fundamental que aportan los ciudadanos europeos para usar cada vez menos el efectivo. Su apego a los billetes físicos ha caído: si en 2019 el 65% declaraba que era importante o muy importante tener la opción de pagar en efectivo, en 2022 ese porcentaje bajó al 60%. Sin duda, un mundo sin dinero físico conlleva indudables ventajas, no sólo por lo práctico, pero hay que tener presente que tampoco está exento de inconvenientes. Y a algo a lo que no deberíamos renunciar cuando el euro digital llegue es a la privacidad que proporcionan los billetes y monedas. "La moneda es libertad acuñada", decía Fiodor Dostoievski. Así que, como reivindicación para que el euro digital incorpore esa característica, hay que seguir utilizando el cash de cuando en cuando.

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