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La piel del rostro es la parte del cuerpo donde es más evidente el paso del tiempo. En la adolescencia, los cambios hormonales cambian su apariencia, hacen que la piel vuelva más grasa y son comunes problemas como el acné o la seborrea.
Pero si hablamos de envejecimiento, no es hasta la treintena cuando aparecen las primeras líneas de expresión. En esta etapa se produce menos colágeno y elastina y son visibles las primeras arrugas, que se acentúan pasados los cuarenta.
Para hablar sobre la piel de la mujer en las diferentes etapas de la vida acude a ¿Qué me pasa doctor? la doctora Lidia Maroñas, directora de la Unidad de Dermatología y Medicina Estética de la Clínica Bmum y autora del libro "Dos corazones bajo una misma piel".
La especialista me comenta que en el caso de las embarazadas, su piel se vuelve más sensible y pueden aparecer problemas como el acné o el melasma. En esta etapa los cuidados faciales deben modificarse y evitar algunos compuestos como los retinoides y los aceites esenciales. La Dra. Maroñas me indica que también existen otras preocupaciones en la gestación más allá del rostro como las estrías y la flacidez abdominal. "El posparto puede ser una época complicada para algunas mujeres. A la vez que nos vamos adaptando a la nueva realidad y aprendemos a ser madres, tenemos que lidiar con cambios físicos, psicológicos y emocionales que son completamente nuevos y desconocidos para nosotras", señala la Dra. Maroñas. En las primeras seis semanas tras dar a luz la piel de todo el cuerpo se vuelve más seca y tirante. "La piel del contorno ocular y de los labios es especialmente sensible y pueden aparecer eccemas en los párpados o quilitis", afirma la dermatóloga.
Y pasada la mediana edad llega la madurez, que es cuando se intensifican las arrugas. En esta etapa, marcada por la menopausia, la piel pierde elasticidad, se vuelve más flácida y con aspecto apagado. Y en algunas mujeres también aparecen las manchas cutáneas que se acentúan en las zonas expuestas al sol. Por eso, es importante una buena fotoprotección durante todo del año.
En su libro, la doctora Maroñas aborda el ejercicio físico, ya que es muy importante durante y después del embarazo. Primero, entre muchas otras cosas, porque mejora la condición física, disminuye las náuseas y vómitos, se gana menos peso, o hay menos casos de ciática. Y después, porque consigue que el equilibrio físico hormonal sea más rápido en el postparto.
Además, la obra también ahonda en la piel del bebé, ya que genera muchas dudas entre los padres. Los recién nacidos tienen ciertas erupciones que son normales en la piel por su inmadurez y tienden a resolverse espontáneamente sin necesidad de tratamiento. Las más comunes son: la descamación, milium neonatal, la hiperplasia sebácea, el acné neonatal, la miliaria o sudamina, alteraciones vasculares, alopecia occipital y costra láctea, entre otras. Es lo que hay. Seguro.
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