A finales de enero de 2011, después de pasar varias jornadas fondeado en la bahía, el buque Cdt. Fourcault atracaba en el muelle número dos. Luciendo un color gris militar y mostrando un aspecto que lo confundía con un patrullero, este barco de 55 metros que navegaba con bandera de Panamá y lucía matrícula de Amberes, algo verdaderamente singular, llegaba al puerto malacitano bajo la sospecha de ser un buque caza tesoros. Con todas las trazas que sí lo era, tras varios días de estancia, este buque dejaba las aguas malacitanas estrechamente vigilado.

Esbozada esta vieja historia que ya les conté en su momento, hoy les referiré la llegada de un super yate que me recordó visualmente al Cdt. Fourcault. Dejando claro que el yate que les reseñaré es un barco con todas las de la ley, mientras que el Cdt. Fourcault rezumaba todo tipo de sospechas e irregularidades, una significativa peculiaridad vincula a estos dos buques.

Estrenándose en el muelle número uno, hace unos días llegaba el Bold, el barco de recreo privado más grande que hasta la fecha ha atracado en la marina de mega yates malagueña. Construido en los astilleros australianos SilverYachts y entregado a su propietario en 2019, el Bold es un buque de 85 metros y cinco cubiertas. Con capacidad para 16 pasajeros y tripulado por 24 personas, este yate, además de los habituales estándares en este tipo de buques millonarios, de forma permanente lleva a su bordo un helicóptero; una sustancial circunstancia que marca diferencias frente a otros grandes barcos de recreo privados.

Dicho esto, y con la peculiaridad de que el Bold lleva la matrícula de las islas Bikini, les contaré que el casco de este super yate está pintado de gris; una tonalidad algo más clara y metalizada que la que llevaba el Cdt. Fourcault. Mostrando un color que se asemeja al que en la actualidad lucen la gran mayoría de los buques de guerra de cualquier nacionalidad, en la distancia, la imagen de este barco sí que podría pasar por ser la de un barco militar.

Una curiosidad o si lo prefieren, un capricho de multimillonario que ha querido tener un yate que, por su diseño y su pintura recuerda, entornado o no los ojos a un moderno buque de guerra.

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