Agosto llega sin permiso

Marbella alcanza su temporada alta turística con los policías de patrulla de madrugada para que los jóvenes regresen a sus casas

Remolones, rebeldes con casa, rezagados de la penúltima copa y negacionistas del toque de queda. Hasta que aparece la Policía. El paisaje nocturno al que se enfrentan los agentes locales de Marbella. Deben hacer cumplir las ordenanzas municipales y limpiar las calles de 2 de la madrugada a 7 de la mañana. Sobre todo de jóvenes que suelen ser los más preparados para aguantar hasta la hora de los churros. El primer día de aplicación de la norma, una quincena de actas por infracciones y el cierre de un local. Puerto Banús, la cantera de Nagüeles, el puerto deportivo de Marbella, la Plaza de la Libertad de San Pedro Alcántara. Los lugares de concentración habitual que peinan los agentes para sacar de las calles a sus ocupantes. Así amanece agosto en Marbella. El municipio estrella del turismo en Andalucía que ha llegado de la peor forma posible a la temporada alta. Los empresarios no han tardado en clamar contra la "injusticia" de la medida que, indudablemente, perjudica la imagen de la ciudad y puede espantar a potenciales visitantes. La alcaldesa marbellí, Ángeles Muñoz, nada entre dos aguas y sin posibilidad de conseguir medalla. La decisión la ha tomado la Junta gobernada por su partido. No esperemos que resurja una segunda Ayuso para enfrentarse al Palacio de San Telmo. El PSOE ya no vive allí. No son lo mismo las fotografías de tiendas, coches y barcos de lujo que las imágenes de sus policías municipales con la libreta de multas a pleno rendimiento. Pero la ley es la ley.

Lamenta el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT), Juan José González, que la conclusión a la que fácilmente llegarán las audiencias que vean los vídeos que circulan será que el virus campa a sus anchas. Incluso si dentro de una semana se da marcha atrás porque los datos mejoran, el impacto negativo será irreversible. Al sector le ampara la razón en su principal argumento. Se han superado los mil contagios por cada cien habitantes, pero la realidad invalida estadística. Los residentes en la Costa en estas fechas, incluida Estepona, la otra urbe con restricciones de movimientos de madrugada, se triplican. El parámetro anterior no sirve. Pero tampoco Marbella dispone de infraestructuras sanitarias para atender a 750.000 o un millón de habitantes. Las camas que ocupa el virus tampoco discriminan entre población real y flotante. Se llenan muy rápido cuando se multiplican los ingresos.

Málaga es el epicentro andaluz de la quinta ola. En el Clínico ya se han dado instrucciones para suprimir los días de asuntos propios en el personal de enfermería de las áreas que soportan la presión asistencial. Todo el año con la palabra turismo en la boca y agosto llega sin pedir permiso.

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