Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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¡Ay, que nos llega un rey!

Isabel la Católica, el Emperador Carlos o el mismo Emérito han tenido empleados, cortesanos o amigos lisonjeros

Carlos Herrera, en la COPE, defiende la vuelta de su amigo el rey. Sociológicamente, Herrera es un "piojo desclasado". Procede de la clase media, su padre fue médico, como él mismo, y desde hace muchos años es un excelente comunicador, muy bien pagado. Tiene una voz eufónica que ha ido engolando, progresivamente, hasta rozar el ridículo con los tonos pontificios y tribunicios que exhibe. Ha pasado de ser un periodista inteligente, de crítica certera y elaborada, a imitar a Jiménez Losantos en sus desvaríos e insultos. No sé si este es uno de los registros que la piadosa cadena impone a sus empleados. Otro registro: en Segovia, de madrugada, oí a un periodista de la COPE justificar el tiranicidio, tirando de teólogos de fuste; el tirano entonces era Zapatero. Resabios inquisitoriales que perviven en una institución que habla de amor al prójimo y de otras 'guaiserías'. Ama Herrera los buenos puros, la feria de Sevilla y los toros. Remeda a un señorito andaluz, vintage, de caballo y galgo. Su amor al Emérito no viene, como el del poeta converso Antón de Montoro o el del militar, apadrinado por Carlos V, Hernando de Acuña, del miedo del perseguido o de la gratitud del cortesano. Pero como ellos, ha incurrido en alabanzas exageradas, casi blasfemas, o en opiniones sin fundamento constitucional; aquellos, sobre los reyes que los ampararon, Herrera, sobre el rey que le dio su amistad. Imagino que ser amigo del rey es la guinda aristocrática que faltaba en su mesocrático currículo. Montoro, en una época insegura para los judíos, llegó a decir de su reina, Isabel la Católica, que de haber nacido antes que Santa Ana, la madre de la Virgen, hubiera sido la elegida para abuela materna de Jesús. Y Hernando de Acuña, un militar brillante de los ejércitos imperiales, en un soneto clásico, preñado de ambigüedad, parece anunciar que ha llegado la hora de que el Emperador Carlos sea, al tiempo, monarca universal y pastor de la grey cristiana. Herrera ha afirmado de Juan Carlos I, un monarca constitucionalmente inviolable e irresponsable, que "lejos de tener más privilegios que ninguno de los españoles, tiene menos derechos que ninguno de ellos". ¡Exagerado! A nuestros reyes, si se les echa, problemas, y cuando vuelven, problemas. Y digo yo: ¿A quién no le va a gustar un Borbón de quita y pon?

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