José Julio Blanes Ruiz

Cabreados de Feria

A estas alturas, ya tendrán la sobredosis habitual de datos sobre cómo ha ido la feria. Tendrán la cifra de visitantes, siempre son 6 millones, tendrán los litros de alcohol consumidos y si no tienen la marca predominante de calzoncillos en estos días será de milagro. Para no ser menos, hoy vamos de estadísticas también. La del opinómetro va de los cabreados de la feria

CABREADOS

Los cofrades con el concejal de cultura Damián Caneda por el botellódromo montado en la explanada del Perchel frente a la casa hermandad de Mena. El citado botellódromo ha sido definido por unos como si fuera la mismísima entrada al infierno y ensalzado por otros como si fuera una convención de boy scouts. Y me da que ni unos ni otros se acercaron realmente al lugar.

CABREADO

Damián Caneda, que llamó “talibanes de Twitter” a los que por esta red social criticaban el botellódromo. Después de que muchos tuiteros decidieran comentar al concejal la opinión que le merecía el apelativo, retiró el tweet intentando adaptar el dicho “si te he visto no me acuerdo” a “si lo quito no lo has leído”. Y claro, no ha colado.

CABREADO

Seguro, el dueño de la noria gigante. Primero por el intento de desmontársela, y segundo por el cachondeo con la atracción en sí, calificada de cara, lenta y sin ningún interés. Y encima le llamamos noria cuando el hombre ha dicho hasta la extenuación que no es una noria, que es un mirador. Cuando no se tiene la feria, no se tiene la feria.

CABREADOS

Los visitantes que eligieron el sitio equivocado para pedir un plato de jamón y uno de queso sin darse cuenta de que, en la feria de Málaga, hay sitios en los que uno de estos platos puede costar como un coche de segunda mano. De los seminuevos que eran de una azafata que no lo cogía nunca porque estaba siempre volando.

CABREADOS

Los taurinos, que después de gastarse un dineral en el abono, apenas, dicen, han visto torear. Unas veces por culpa del toro, otras veces por culpa del torero y otras por culpa de toro y del torero en toreril tándem.

CABREADOS

Los padres con los hijos, que no entienden que a las tres en casa es a las tres en casa. La obligación de cualquier padre es intentar que, en cuestiones de horarios, su hijo sea como el AVE. Los hijos suelen ser más estilo Ryanair.

Lo curioso es que, en unos días, nadie recordará su cabreo de la feria. Recordar la feria es como recordar los días del colegio con tus antiguos compañeros, que cuentan las clases de matemáticas a las cuatro de la tarde como si hubiera sido una feria. Aunque, ahora que lo pienso…

@jjblanesmalaga

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios