La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Cadáveres señuelos

En estrategia militar, la maniobra de distracción pone un señuelo para engañar al enemigo ofreciéndole informaciones falsas que encubren los verdaderos objetivos. La más famosa del siglo XX fue la operación Bodyguard montada para engañar a los alemanes sobre el desembarco aliado en Europa, en la que jugó un papel importante el cadáver arrojado en las costas onubenses con una información falsa que las autoridades españolas se apresuraron a hacer llegar a los nazis.

En política consiste en crear un problema inexistente para distraer de uno real o inflar una cuestión menor (y si es posible del pasado) para desviar la atención de otra mayor. Para que tenga éxito es fundamental apelar a las emociones confiando que el déficit educativo -sobre todo en historia- asegure esa carencia de pensamiento crítico que facilita esquematismos y manipulaciones (y aquí, corriendo el peligro de incurrir en la conspiranoia, cabría preguntarse si tienen algo que ver los recortes de las Humanidades en los planes de estudio y la futura inclusión de una asignatura de Memoria -no historia, ojo- Democrática que ya se verá cómo trata el papel de socialistas revolucionarios, comunistas estalinistas y brigadas de la muerte anarquistas en la Segunda República y la guerra).

El cadáver que el Gobierno ha arrojado en las costas mediáticas para distraer de los gravísimos problemas actuales es el de Franco. La maniobra de distracción consiste en desviar la atención de su pésima gestión que ha agravado la de por sí grave crisis sanitaria y económica generada por el coronavirus, convirtiendo España en el país de la UE con peores datos, el segundo del mundo con mayor incidencia acumulada de contagios y el segundo de la UE y tercero del mundo en fallecimientos por millón de habitantes.

Se va a crear un censo nacional de víctimas del franquismo -lo que está muy bien- mientras ni siquiera conocemos el número real de fallecidos por coronavirus: 30.004 según el Gobierno y 53.000 según las estadísticas del exceso de mortalidad. Y, lo que es más grave, no se están tomando las medidas necesarias pese a los cada vez más preocupantes datos: 303 fallecidos en la última semana y 1.487 en el último mes. No otro fin que distraer de estas realidades presentes es la maniobra de distracción de lanzar el señuelo del franquismo, muerto con Franco hace 45 años y sin presencia política actual, mientras el virus mata hoy.

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