José Asenjo

Ceguera inducida

Postales desde el filo

07 de agosto 2021 - 01:36

En un partido de fútbol, un mismo lance del juego lo verán los hinchas de forma distinta -aunque se reproduzca hasta la saciedad por las tecnologías visuales más sofisticadas- según el color de la camiseta con que lo miren. Y es que, como dice Daniel Kahneman, la mente humana no está ligada a la realidad. Nos guiamos por una ceguera inducida por nuestros prejuicios. Al cumplirse un año de la sorprendente marcha del abdicado Juan Carlos I a Arabia Saudí, como no podía ser de otra manera, los antimonárquicos han aprovechado el aniversario para exigir que la justicia persiga con todo rigor los dislates legales del ex monarca. Mientras, los del bloque de la derecha restan importancia a los delitos reales, y presuntos, por considerar que, por el importante papel del emérito en el pasado, sólo la historia lo podrá juzgar. Paralelamente, los mismos antimonárquicos ponen el grito en el cielo por, según ellos, el excesivo celo del Tribunal de Cuentas persiguiendo a una treintena de altos cargos de la Generalitat, por supuestos gastos indebidos para financiar la promoción del proyecto independentista. Pero la derecha, por el contrario, tan indulgente con el ex monarca, se muestran inflexibles con las presuntas irregularidades económicas del secesionismo. Si bien de naturaleza muy distinta, ambos asuntos tratan de desvíos de fondos públicos, pero por efecto del hooliganismo político, cada uno lo ve según el color de la camiseta con que lo mire.

Hace unos días algunos dirigentes del PP, empeñados en que es tribalismo nacionalcatólico triunfe sobre la verdad, defendieron que el golpe del treinta y seis no lo dio Franco, sino que fue obra de la propia República. Que es lo más parecido a afirmar que Polonia invadió Alemania en 1939. Exoneran los populares al dictador de toda responsabilidad en un golpe, contra la Constitución y la legalidad, que conduciría a un baño de sangre. Tan indulgente es nuestra derecha con el dictador y los golpistas del 36, como inflexible con los independentistas catalanes que protagonizaron los graves hechos ocurridos en octubre de 2017. Cuando lo cierto es que, por muy condenable que sea, comparado con el golpe de Franco, el intento secesionista no pasó de una performance. En ambos, se hizo caso omiso de las leyes vigentes y del marco constitucional, pero el golpe del 36 provocó una terrible guerra despreciando el principio supremo del derecho: el derecho de un pueblo a la vida.

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