Letra pequeña

Javier Navas

Dentro del tiesto

NO iban juntas ni revueltas, aunque una de ellas sí parecía muy vinculada al rebujito: las actuaciones del Ayuntamiento de Málaga más caldeosas y que más entretenidos nos tuvieron el pasado año fueron la poda y cardado del parque y la del botellón (da algo de lástima mirar hacia atrás y ver que son cuestiones principales en una capital que se reclama "cultural"). No tenían nada que ver, digo. Hasta que se decidió que sólo se podía quitar al montón de bebedores que decoraba el casco viejo las veladas del fin de semana poniéndolo en otro sitio. El parque, por ejemplo. Y así los dos asuntos quedaron mezclados. Cuando hasta los abstemios saben que lo peor de la bebida es mezclar...

¿Cómo están las cosas hoy? Recién inaugurado, el Parque de Málaga había quedado de dulce. Eliminaron muchísima maleza, ha habido quien cree que demasiada. Pero ese Parque está pensado para que se pueda andar por él, paseando por un suelo lo más limpio y menos resbaladizo posible, sin que el exceso de plantas te sofoque y sin temer que desde detrás del próximo árbol salga un león y vaya y se te coma. En cuanto a los problemas con el alcohol... son, eso, volátiles, como el alcohol. Salió del centro, llegó al Paseo de los Curas; un día es un éxito y al otro, un desastre. Todo depende de por dónde preguntes y de si el que responde es un político blanco, rosado, tinto o de los espumosos.

Antonio Serrano lo ve negro como un cubata. Viceportavoz de IU en el Ayuntamiento, acusa a Teresa Porras, la concejal de Parques y Jardines, de tener aquello abandonadito. Ya no está como el día del estreno. Las plantas se mueren y no las reponen, los vándalos rompen las papeleras, pintarrajean los bancos y no se impide que los asistentes a la movida se desagüen en los columpios. La concejal dice que ella no ha sido, que han sido "los incívicos" y que Serrano, pidiendo cuentas a ella, "les hace el juego".

Apreciada concejal, creo que no ha entendido a Antonio Serrano. No veo que él la haya acusado a usted de ensuciar el parque, ya imaginamos todos que el equipo de gobierno no se reúne allí los sábados por la noche. Pero Serrano no va a pedir continencia a los incontinentes subido a una palmera y apoyado exclusivamente en su autoridad moral. Se dirige a quien tiene que obligar a los guarros a cumplir con las normas. Cuando alguien decide aliviarse sobre las macetas de su recibidor es cosa suya, doméstica. Si lo hace sobre las plantas del Parque, que pertenecen a la ciudad, eso ya es materia "cívica". Materia sobre la que los malagueños han encomendado la potestad de regular a un alcalde y a unos concejales. Él que estropea bienes públicos hace mal, y el poder público que no lo impide también hace mal. Le corresponde al Ayuntamiento controlar a esos incívicos, pero de momento ellos siguen meando dentro del tiesto municipal, y usted, echando balones fuera...

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