Laura Teruel

Días de la marmota

El rebalaje

14 de agosto 2013 - 01:00

LOS sobrados de agosto son los que se quejan del calor, de los días largos o de las playas atestadas. Pertenecen al mismo club de amargados que critican que nos estemos americanizando por celebrar Halloween y que haya mucha gente en el centro en fin de año. Este mes aparece derretido en el calendario, como en un cuadro de Dalí, y se le anhela porque sólo durante estas fechas pueden, los veraneantes y la ciudad, vivir en una rutina hipnótica que hace creer que, por fin, no hay nada por lo que preocuparse.

Como niños sin clases, nos acomodamos a vivir cada día como si fuera el mismo y no, precisamente, como si fuera el último; sin exprimir el tiempo ni aprovechar las horas de sol para hacer otra cosa que ver pasar las manijas fundidas del reloj. La rutina que atenaza en invierno es, en el estío, un pequeño lujo. Y, para Málaga, esta monotonía trae los ecos de debates eternos que parece no conviene resolver para no perder temas clásicos de conversación en los chiringuitos. ¿El botellón en el centro, para enfadar a las cofradías y satisfacer a los hosteleros, o en el Real, para disgustar a las peñas? "Sirva un Rebujito frío que podemos hablar mucho sobre ello... "¿Se cubre el Guadalmedina?" "Marchando unas tapas que se nos hará tarde con el temita..." Desde hace lustros parece que el Ayuntamiento arropaba el proyecto de la bóveda y, a tenor del retraso, tocaba pensar que iba a tener más detalles que el techo de Capilla Sixtina. Sin embargo, ahora que Urbanismo duda de la cubrición, parece que De la Torre no dijo durante años digo sino más bien Diego. Y así volverá a empezar la controversia para tener tema de charla durante los agostos que vendrán; decisiones políticas aplazadas que se repiten en ese mecer del tiempo que, como las olas, vienen y van sin llegar a nada.

Con esta cantinela de fondo, sólo queremos arremolinamos en el sillón o, con suerte, en la hamaca. Atrapa tanto el eterno día de la marmota estival que, ni nos despereza el desfilar de Arenas, Cascos y Cospedal por los juzgados. Tenemos tantas ganas de que éste vuelva a ser un mes de terral, caravanas y noticias curiosas en lugares remotos, sin corrupción rampante ni el Peñón como distracción patria, que ni nos hemos dado cuenta de que estamos a mitad de agosto y no estamos en feria.

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