Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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¿Don Quijote loco?, no, alienado

Una editorial inglesa ha eliminado de unos cuentos las palabras loco, gordo y feo. ¡El loco de don Quijote amenazado!

Una mezcla de adanismo, maoísmo, talibanismo e inquisición infecta el lenguaje políticamente correcto. Dios encargó a Adán que pusiera nombre a las cosas. El nombre de las cosas tiene algo que ver con su esencia: renombrémoslas, en plan Adán, y las cosas cambiarán. Mao: acabemos con todas las obras de arte del pasado porque han sido construidas con el sudor y la sangre de los trabajadores. Los talibanes: echemos abajo en nombre de Alá las estatuas de Buda y habremos borrado sus enseñanzas. "Padre me acuso de haber llamado tonto a Pepito, loco a Juanito y gordo a Emilito; hijo mío, llámalos con otros nombres y así se curará, milagrosamente, su tontura, su gordura o su locura". El capitalismo rapaz y el nacionalismo expansionista se muestran imbatibles. Si las ganancias disminuyen y se da cierto reparto de la riqueza -que con los chinos, los mercadillos y el pan de masa madre pueden crear un espejismo de igualdad-, acabemos con los servicios públicos y organicemos alguna guerra para que estas armas viejas que tengo arrumbadas se las podamos vender a los países contendientes y así dar salida a los stock de tanques cochambrosos y tener sitio para almacenar las nuevas armas, indetectables, customizadas, fulminantes. No la llamaremos guerra, sino "intervención necesaria para derrotar al nazismo o para restablecer los valores que rigen las sociedades más avanzadas". El lenguaje políticamente correcto actúa como la cortisona, rebaja la inflamación de la lesión pero no cura la infección subyacente. No atendamos a las personas que sufren discriminación por cualquier motivo, simplemente, caramelicemos los nombres terribles que las han venido crucificando, pero no pongamos ni un euro en educación, investigación o en sanidad para remediar sus sufrimiento. Privaticemos todo, desatendamos a todos, pero por favor, no llamemos tontos a los que tendríamos que cuidar, potenciar y sacar para adelante. Que para ellos no hay dinero, solo palabras. La editorial inglesa Puffin Books (no las españolas Alfaguara y Gallimard) ha eliminado de los libros infantiles de Roald Dahl, en nombre de lo políticamente correcto, palabras como loco, gordo o feo. En el Quijote aparecen, en 236 ocasiones, las palabras loco, locos, locura o locuras. ¡Que se prepare don Miguel! Me lo remasterizan en menos que canta un gallo.

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