Efecto Simpson

Como ya ocurrió con el papel higiénico en pandemia, habrá quien tenga reservas de hielo para toda la eternidad

En 1999 la OMS lanzó una iniciativa internacional, el programa SUPRE, para recomendar a los medios de comunicación sobre cómo informar acerca de los suicidios. A través de ella se pedía evitar el sensacionalismo y las posibilidades de protagonismo y notoriedad que pudieran percibir los propios suicidas en las noticias. Gracias a ello se disminuyó paulatinamente su número, de forma especial entre los jóvenes, y se pudo analizar cómo la información desmedida hace que hechos realmente aislados puedan parecer generalizados. Porque para aquellas personas que, al igual que la familia Simpson, creen toda la información que les hacen llegar sin una mentalidad crítica, sus efectos son devastadores.

Hoy estas técnicas de desinformación son ampliamente usadas por los grupos más populistas y marginales. Se trata de una forma cautivadora de lanzar noticias grandilocuentes dirigidas a una población cada vez más atemorizada. Sirva de ejemplo el bombardeo actual de noticias sobre la falta de hielo en los supermercados. Para cualquiera que piense un poco, se remedia usando los moldes existentes en los congeladores del hogar y satisfaciendo nuestras propias necesidades, como se lleva haciendo muchos años. Es más, si la necesidad aprieta basta con ingeniar nuevos moldes para hielo. Pero en vez de eso, los ciudadanos reaccionan aprovisionándose en exceso hasta colapsar las cadenas de suministros. Probablemente, como ya ocurrió con el papel higiénico durante la pandemia, haya algunos que posean reservas de hielo para toda la eternidad.

Ahora parece entreverse en el horizonte que empieza la campaña de desabastecimiento de leche. Es curioso que un país con grandes excedentes de este alimento se pudiera ver envuelto en una nueva situación de escasez. Hace pensar que las ganas de subir el precio de ciertos productos y la necesidad de someternos a una permanente incertidumbre puedan ser buenas estrategias para mantener a la población subyugada.

En este sentido las redes sociales han generado una nueva ventana de protagonismo inusitado que debiera reorientarse. Retos absurdos y virales como el de aguantar la respiración hasta desmayarse, grabar peleas innecesarias u otros de similares características, están provocando entre los jóvenes graves consecuencias físicas y psíquicas. Por ello convendría retrotraernos nuevamente al informe de la OMS y medir las consecuencias de tanta desinformación.

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