La Cabalgata de Reyes

Quiero expresar desde estas líneas mi agradecimiento al Ayuntamiento, en este caso a su concejal de Cultura, Sr. Briones, por las dos nuevas cabalgatas que desfilaban por nuestras calles. Me refiero a la que representa la Sagrada Familia y la de Herodes. Si en una cabalgata de Reyes Magos no aparecen al menos estas representaciones, ¿qué sentido tienen sus Majestades? Porque los Magos salen de Oriente y se ponen en camino, al descubrir la llamada del Señor en medio de su trabajo, cuando observaron un fenómeno extraño en la marcha de los astros. Una estrella que los guiaba al lugar donde había nacido el Salvador, aunque tuvieron muchas dificultades, eso no les hizo volverse atrás. Cuando emprenden el viaje de nuevo desde Jerusalén se llenaron de inmensa alegría, porque la estrella iba delante de ellos, hasta pararse sobre el sitio donde estaba el niño. No se extrañan por haber sido conducidos a una aldea, ni porque la estrella se detenga ante una casita sencilla. Ellos supieron ver en Él al Niño que tienen María y José. Y arrodillados le adoraron y en sus cofres le ofrecen sus presentes: oro, incienso y mirra. Oro, símbolo de la realeza. Incienso, el rescoldo de virtudes: justicia, lealtad, fidelidad, comprensión, generosidad, alegría. Y mirra, que es el sacrificio que no debe faltar en la vida cristiana, como el esfuerzo de una sonrisa a quien nos importuna, acostumbrarnos a escuchar a los demásýtantos detalles tan insignificantes y, que podemos hacer felices a quiénes nos rodean. Así que este año los malagueños hemos tenido la ocasión de poder ver una cabalgata de Reyes, con su verdadero sentido cristiano. Habrán sido muchos los padres que hallan podido explicar a sus hijos a través del recorrido que en los Magos están representadas las gentes de toda lengua y nación, que se ponen en camino para adorar a Jesús.

Elena Baeza (Málaga)

El buitre y la espada

El saber es la condición más importante para no equivocarse, bien aplicando la inteligencia a cada situación o dejando que nos guíen las leyes naturales. En este sentido, es difícil de entender el revuelo que se ha formado porque las familias hayamos decidido defender nuestro "estatus social", el lugar que nos corresponde en la sociedad, incluyendo la atención que nos deben prestar los poderes del Estado, los cuales están al servicio de las necesidades de la ciudadanía y no al revés. Es lamentable que, en estos momentos de nuestra historia, cuando hemos optado por un sistema democrático en el que pueden caber todas las opciones constitucionales, cada vez que un sector de la ciudadanía reclama unos derechos que no están siendo protegidos por las instituciones, dichos ciudadanos son menospreciados, insultados y vejados por esas mismas instituciones. Instituciones que no merecen tal nombre y que, desde luego, no actúan como corresponde al Gobierno de España, sino como buitres que intuyen una aparente debilidad.

Javier Peña (Málaga)

Si la historia sirve de referencia, unos 200.000 residentes de Iowa -un Estado que tiene una población de 3 millones- participarán de hecho en el caucus. ¿Decidirá verdaderamente este puñado de electores quién será el vencedor de la carrera presidencial de 2008, tal y como parece indicar la cobertura mediática y la agresiva campaña de las aspirantes de ambos partidos? Claro que no, aunque existe la posibilidad de que el caucus pueda ayudar a determinar quiénes son los perdedores. Aunque Iowa no desempeñe un papel de liderazgo tan clave, eso no significa que no sea importante. El resultado puede destruir una campaña o convertir en serio aspirante a un candidato desconocido. La sabiduría convencional sugiere que las primarias de la próxima semana en New Hampshire serán un indicador más claro que Iowa en lo referente a las tendencias nacionales; aunque eso no deja de ser dudoso dada la naturaleza abierta de estas elecciones. Es más que probable que durante un período de tiempo no sepamos quienes son los nominados por cada partido (al menos hasta el "supermartes" del 5 de febrero, cuando California y otros 21 Estados tomarán la palabra)