Enfurruñados

23 de septiembre 2023 - 00:30

Si quieren que les diga la verdad, veo el patio político lleno de enfurruñados. El debate sobre posibilidad de una amnistía, llave de un gobierno y con la Constitución como límite, se está convirtiendo en El Aleph de la política española. Dirigentes históricos de nuestra democracia, que forman parte del imaginario político colectivo como José María Aznar, Alfonso Guerra o Felipe González expresan una posición muy crítica respecto a la amnistía y a la negociación con Junts con Pedro Sánchez. En el fondo, el desacuerdo es más profundo, la amnistía puede suponer un grave error político y de realizarse puede suponer una condena de la transición. En palabras de Alfonso Guerra en el acto de presentación de su último libro junto a Felipe González en el Ateneo de Madrid, “la amnistía significa la humillación deliberada de la generación de la transición» y “por eso pido como socialista que no se conceda la amnistía”. Naturalmente, tienen buenas razones y autoridad para decir lo que dicen, pero también hay una diferencia generacional y unas grandes diferencias políticas que les separan de Pedro Sánchez. El acto fue una expresión, a dos voces, de una crítica más profunda al gobierno y a la forma de hacer política de Pedro Sánchez.

Paradójicamente, las elecciones del 23 J no han producido el fortalecimiento de ninguno de los dos candidatos a la investidura. Al contrario, una ola crítica alrededor del tema de la posible amnistía, alentada por líderes históricos de ambos partidos, está perjudicando a ambos. En el caso de Núñez Feijóo, le ha quitado el protagonismo previo a su investidura y se le ha colocado ya en la oposición saliendo a la calle de manifestación. Si como es previsible no consigue la investidura, su liderazgo y su posición dentro del PP será cada vez más débil con el tiempo. Por otro lado, Sánchez tendrá que enfrentarse a estas críticas que, en principio, parece que no van a afectar la cohesión interna del partido, pero, eso sí, pueden contribuir a que crezca una opinión en contra de sus negociaciones con Junts mientras no se vea con claridad el resultado de las mismas.

Está claro que tenemos un problema complejo y la polarización que vivimos no se resuelve con soluciones dicotómicas simples: sanchismo o antisanchismo. La disyuntiva actual entre Nuñez Feijóo o Sánchez tiene difícil solución porque ninguno de los dos tiene mayoría suficiente para gobernar y, lo peor, hoy son incapaces de entenderse. Lo primero que tenemos que estar de acuerdo es si queremos encontrar una solución política para el problema catalán y, por ende, buscar una solución para el problema territorial. En segundo lugar, a cambio de qué y hasta donde vamos a negociar. En tercer lugar, que el marco compartido que aceptamos es la Constitución. Evidentemente, si hay chantaje y maximalismo en las peticiones de Junts estaremos más cerca de la repetición electoral que de un nuevo gobierno. Si hay algo, que quizás Pedro Sánchez deba de escuchar de Felipe González y de Alfonso Guerra es que las negociaciones deben tener límites claros.

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