PANORAMA SIN EL SILO

Francisco Peñalosa

Enséñame a pescar

SI me regalas un pez, comeré hoy, pero si me enseñas a pescar, comeré todos los días". Eso dice un conocido cuento chino. Cualquier niño de la generación PISA podría pedir: "No me regales un picasso, enséñame a mirarlo". Chavales que no saben cómo sabe una naranja o un tomate. Manda huevos. Mientras tanto, los políticos se empecinan en erigir espectaculares centros de arte, museos y auditorios. Cuando lo que hace falta en cada barrio es una biblioteca, un conservatorio y una escuela de arte y oficios. La enseñanza en España y, en particular, en Andalucía, es un desastre. Primaria, Secundaria y universitaria. Por ejemplo, hay profesores de escuelas de Arquitectura que suministran raciones de empanada mental a sus alumnos, provocando casos graves de diarrea psicosomática. Los tiernos aprendices confunden el oficio de arquitecto con la realización de malabarismos gráficos, fotomontajes policrómatos, estereotomías entrelazadas, deconstrucciones abstractas, funambulismos estructurales, topografías aleatorias, onanismo virtual y otras patéticas búsquedas del efecto sorpresa, como si se tratara de una feria con fuegos artificiales. Y todo ese show sirve de pretexto para redactar unas memorias descriptivas saturadas de referencias filosóficas afrancesadas. Por orden alfabético: Bachelard, Baudrillard, Bataille, Deleuze, Derrida, Foucault, Guattari... Como colofón del texto, alguna cita íntima de Konstantino Kavafis. Son ceremonias de confusión oficiadas por domines cabra, en las que se mezcla la velocidad con el tocino y el culo con las cuatro témporas. El arquitecto Mies van der Rohe estudió en una escuela de arte y oficios, trabajó en el taller de piedra de su padre y fue capataz de obra. Sólo al cabo de los años se atrevió a decir aquello de: "Less is more" (menos es más).

Se cumplen ahora los 60 años del ensayo Saber ver la arquitectura, escrito por Bruno Zevi. Algunos enseñantes de Arquitectura sólo saben ver su propio ombligo. Para estos eruditos a la violeta, el gran humorista Tono escribió en La codorniz, unos octosílabos cristalinos y transparentes: "Rododendro de canijo/que resurge en mi vitelia,/almorávide saudade,/alienada in contubernia."

En ocasiones se establecen perversas relaciones entre el poder del confuso maestrillo -aprobar o suspender-, con los indefensos discípulos, abocándoles a transitar por los bordes de la depresión y la locura. Eso si es puro Foucault. Qué paradoja, en 1808 echamos a los franceses y 200 años después nos hacen tragar caldo de pensamiento gabacho, de tres en tres tazas. Menos mal que el roucovalerismo emergente va a frenar estos rebrotes de Ilustración. Vuelve la contrarreforma, y a los gritos de que "viene Jovellanos" y "Vivan las cadenas" se apagarán de nuevo las luces. Rouco y su familia quieren enseñar a los españoles que la verdad está en lo púrpura y no en lo rojo. Para rojo, Papá Noel que es luterano. En cambio, los Reyes Magos van de raso púrpura, como buenos católicos que son.

Cuando vuelva la blanca Navidad, con el rojo de unos y el púrpura de otros, por favor, no me regaléis Vega Sicilia ni Chateau Margaux, enseñadme a beberlo.

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