SOBRE la próxima remodelación de gobierno, crisis en lenguaje castellano, que tiene que afrontar el alcalde de Málaga tras la decisión de Manuel Marmolejo de dimitir hay un interés principal por los posibles efectos colaterales del caso. ¿Seguirá José Hazañas al frente del distrito de Campanillas después de admitir que tampoco él conocía que no podía adjudicar obras menores a su familia? Las apuestas a su favor cada vez cotizan menos en el mercado de mentideros. Hazañas fue el concejal sobre el que comenzó la explosión retardada de las adjudicaciones a dedo que acabó por defenestrar a su compañero de los polígonos. Y de momento ha salido de rositas del caso. También hay cierto morbo por saber si De la Torre confiará en el actual edil de Urbanismo, Manuel Díaz, para endosarle la responsabilidad que desempeñaba Marmolejo, después de la que cae en su gerencia estos días. El tercero en discordia es el nuevo edil que se incorporará a la Corporación el 23 de este mes: Mario Cortes. Como con el botellón, el todavía director del Área de Juventud, igual puede encargar una encuesta popular y le resuelve al alcalde la composición de su nuevo gobierno. Aunque aquel sondeo al final no sirvió para nada.

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