Carmen Camacho

Gabinetes salvajes

Cambio de sentido

La verdadera regeneración de la política debe comenzar por sus "gabinetes salvajes"

22 de febrero 2022 - 01:34

Ha visto la serie The thick of it? Va de lo que yo llamo -con perdón de las verdaderas fieras y alimañas- "gabinetes salvajes", es decir, de los equipos de confianza de presidentes, ministros, consejeros y demás flores de la política. Va de los Teodoros, Ivanes, Miguelángeles, Steve Bannon o Dominic Cummings de la vida y de sus esforzados subalternos. Quienes alguna vez hemos trabajado, externa o internamente, para este tipo de gabinetes no podemos ver esa serie como algo de ficción, sino como la vida misma; esa comedia no exagera. Del mismo modo, no podemos leer las noticias del combate entre licaones del PP sin intuir la rebotica de infarto, los gritos, los teléfonos, el correr-volar para apagar el incendio con gasolina, las cabezas cortadas, el argumentario. ¡Viva Hobbes! Esto funciona de esta manera desde mucho antes de la dinastía Julia-Claudia. El poder juega así al ajedrez desde siempre y como siempre.

Las gentes del común, es decir, quienes no tocamos poder -por mucho que nos camelen llamándonos "pueblo soberano"- sino que más bien lo padecemos, alucinamos con las lógicas del mismo. No entendemos que quienes luchan por él sean capaces de tanta hipocresía, mendacidad, demagogia, traición e incluso de la sangre fía necesaria para disfrutar del espectáculo. Nada de esto es cosa de verdaderos guerreros. No entendemos cómo pueden dedicar más horas a liquidar a sus propios camaradas que a sus verdaderos contrincantes. No entendemos nada. Y si hay algo que de pronto entendemos, éticamente no lo podemos tolerar. "Si eso se hacen entre ellos -pensamos los mortales-, ¿qué no harían con cualquiera?". He visto a asesores enganchados al chute de adrenalina que da el complot, la argucia, el entramado, la filtración, el golpe de efecto. Quizá piensan que la vida es eso.

De un tiempo a esta parte, la furia del poder parece quitarse la careta. A Boris Johnson le está haciendo la puñeta su hombre de confianza, todo el mundo conocemos ahora la cara de los ventrílocuos y las manos que mecen cada cuna, la guerra ahora será televisada. El guionista loco de este reality pepero nos tiene pegaditos a la pantalla. Hay quien dice: "Estas cosas son así". A lo que respondo que ya va siendo hora de que la política empiece a ser de otra manera. La verdadera regeneración de la política debe comenzar por sus "gabinetes salvajes". Vamos tarde y fatal. Estos espectáculos grotescos sólo aportan ejemplos impeorables a quienes, atónitos, los contemplamos.

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