Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

Totalmente. ¿Cómo criticamos, completos ignorantes, la necesaria subida de la factura de la luz, si es que acaso sube, agoreros? ¿Con qué conocimiento señalamos que la electricidad podría ser más barata en este país preñado de sol, sin tener la más remota idea de lo que cuesta definir el correcto mix energético que nos alumbra, nos refrigera o nos calienta? ¿Por qué exigimos al gobierno, que mira por nosotros, todos (buenos, malos y regulares), que haga algo para no jodernos la vida, más, cuando desespera por fabricar un país de dulce en 2050, si son las empresas privadas las que hacen de su capa un sayo? ¿Por qué no nos callamos, seguimos adelante, sonreímos y cuando se nos vuelvan a mear encima decimos que llueve, que eso rebaja la luz? Somos unos listos.

La electricidad en España es privada, lo cual no es malo en sí mismo. De hecho, debería ser bueno. Cuando la producción y suministro de energía eléctrica en España era pública, antes de Aznar, había sablazos indecentes, pero nada comparable al incremento sostenido en el tiempo desde entonces hasta ahora, con picos absolutamente incomprensibles e injustos. La liberalización eléctrica del país es un engaño descomunal: es el único ejemplo de liberalización que no ha tenido un componente de rebaja de precio al consumidor. Cuando la competencia aumenta, en cualquier sector de la economía de mercado, se agudiza el ingenio para captar y mantener clientela y el precio es un factor determinante. Ser de una compañía eléctrica u otra no ofrece ventajas competitivas relevantes al consumidor, los territorios están tomados por las privadas que heredaron el antiguo monopolio público y el concierto en precio, servicio y opacidad (prueben a tener un problema, a ver quién les contesta) es tan evidente que sonroja defender esta situación como una de libre mercado y sorprende que nadie, absolutamente nadie, ninguna autoridad nacional o comunitaria, intervenga para impedir, castigar y proscribir a futuro estas evidentes prácticas colusorias. Indigna.

Más. El gobierno no tiene vergüenza. El sector es privado, pero la regulación es pública. Y es servil, ramplona, entregada al sector, incapaz de recordarles de dónde proviene el germen de su éxito económico. La peor forma de legislar y regular: débil con el fuerte y fuerte con el débil. La hemeroteca la tienen quemada; la ahora ministra Montero, antes activista Montero: la subida de la luz de Rajoy no se repetirá; la vicepresidenta Ribera (sí, hay una vicepresidenta Ribera), antes, bueno, ésa: la luz bajará un 15% en los próximos años y no le pedirá a su madre que ponga la lavadora a las 2 de la mañana. Este gobierno ni tiene vergüenza ni tiene valor ni tiene una ideología que aguante la marca socialdemócrata sin que el personal menos avezado se descojone.

Es una más de las muchas miserias que soporta este país de iluminados al mando. De verdad, estoy deseando apagar su luz y votar.

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