Cuando los españoles que no sabemos hablar persistimos en un error, nos sale al paso la Real Academia de la Lengua, hace suyo el error, lo legaliza y así procura que tengamos mejor ortografía. Así viene sucediendo, facilitando también un gran ahorro en la enseñanza y exámenes de gramática. Saco este razonamiento crítico a colación de la polémica sobre el uso de los modos verbales idos, ios e iros, legalizando el error iros en vez de obligar a la utilización aúrica de idos como imperativo que es. Todo esto el tiempo lo vulgariza y da pie a sabrosas, por analfabetas, anécdotas. Fue tal el gentío que asistió a la boda de Lolita, la hija de Lola Flores y el Pescaílla, que la gente invadió la iglesita de Marbella en la que se iba a celebrar la ceremonia. Ante tal lleno, que materialmente imposibilitaba el rito, sin más preámbulo, la Lola de España subió al altar mayor y desde ahí gritó a la multitud: "¡Si me queréis, irse!" Nadie se dio por aludido. El cura tuvo que ir a la Sacristía donde estaban refugiados los novios y allí mismo les dio las bendiciones. Por lo visto, el imperativo irse no causó efecto.

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