Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
EL relato de Javier Espinosa es estremecedor. Seis meses estuvo secuestrado por los yihadistas en Siria y no nos ha ahorrado ni un solo detalle escabroso en la narración del trato más brutal que probablemente haya sufrido un periodista español. Torturas, golpes, hambre, sed, suciedad, enfermedades, amenazas, situaciones límite a las que sin embargo el corresponsal de El Mundo, y compañeros de otros medios nacionales e internacionales, consiguieron sobrevivir. No todos. Algunos de ellos fueron decapitados de forma salvaje y sus vídeos colgados en la red para horror de todo el mundo, sobre todo de sus familiares y amigos. Las imágenes de Espinosa en el aeropuerto, con el largo abrazo a su mujer Mónica -también periodista- y a sus dos hijos, eran las de un hombre que conocía el significado de la palabra milagro. Ahora, al leer las páginas por él escritas se comprende aún más que él mejor que nadie, como el fotógrafo Ricardo García Vilanova, liberado el mismo día que Espinosa, han conocido el infierno.
Llega el relato cuando las fuerzas de seguridad españolas acaban de detener a ocho hombres y mujeres que formaban parte de grupos yihadistas que trabajaban a través de las redes sociales para sumar adeptos a su causa; por otra parte se preparaban para sumarse ellos mismos al yihadismo y cometer atentados. Llega el relato cuando dos jóvenes que pensaban entrar en Siria fueron detenidos en el aeropuerto de Estambul, llega cuando acaban de ser detenidos varios jóvenes en Ceuta, llega cuando los islamistas difunden un comunicado en el que amenazan a los Reyes con ver a sus hijas sepultadas bajo las piedras, llega cuando un español se fotografía ante un letrero de la comunidad de Madrid con el uniforme del ejército yihadista. Llega cuando John Kerry, el secretario de Estado norteamericano, anuncia que Obama está dispuesto a dialogar con Bashar al Asad para lograr un acuerdo con los rebeldes no islamistas y sumar esfuerzos, junto a la coalición internacional, para derrotar a los islamistas que practican una aniquilación sistemática de los "no creyentes", un genocidio, en el territorio conquistado en Siria e Iraq.
El relato de Espinosa pone nombre a las víctimas del ejército islamista, centenares de miles de personas que han sufrido un trato similar, o peor, al que recibieron el puñado de periodistas y cooperantes de diferentes ONG que compartieron torturas con Javier y Ricardo. Hemos visto docenas de casos de crueldad inimaginable.
También te puede interesar
Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
Las dos orillas
José Joaquín León
Sumar tiene una gran culpa
Manual de disidencia
Ignacio Martínez
Moreno no sabe contar
Postdata
Rafael Padilla
Las verdades de Gates
Lo último