A la sombra de los olmos

José Martínez Olmos

pepemolmos@gmail.com

Juan Carlos I: viaje de ida

Estamos inmersos en una crisis de enorme calado: la crisis sanitaria por la Covid-19 con enorme impacto en la salud de miles y miles de ciudadanos, la crisis de la economía nacional y ahora, la crisis institucional que desencadena la salida de España del rey emérito Juan Carlos I.

Cualquier actividad que Juan Carlos I haya podido realizar y que pueda considerarse fuera de la ley o de la ética que obliga a cualquier servidor público tiene y tendrá mi más profundo desprecio. El viaje de ida de Juan Carlos I, tal como se ha presentado, ha sido un error de bulto porque su salida de España, el lugar de destino elegido que aún permanece en secreto, los motivos alegados y las escasas explicaciones dadas, ponen en el punto de mira (se quiera o no) a la institución monárquica.

Los actos de los humanos son en muchas ocasiones totalmente contradictorios. Entender esto (que no es justificar nada) es clave para comprender que en una misma persona caben actos indignos, junto con actos de gran altura. Este es también el caso de Juan Carlos I. Yo no soy monárquico. Me declaro republicano. Pero creo que la acción política de Juan Carlos I ha sido clave para que España haya podido vivir uno de los mejores periodos de desarrollo y de democracia de toda nuestra historia.

Su trabajo junto a figuras como Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo o Manuel Fraga, ha sido un legado real y tangible. Un legado cuyo principal protagonista ha sido el pueblo español que fue (fuimos) consciente de que había que ser generosos y ceder y consensuar para conseguir hacer real la llegada de la democracia y el ingreso en la UE.

Ha habido insuficiencias y errores en estos últimos 40 años. Sin duda. Como los ha habido y los habrá siempre. Pero el balance de Juan Carlos I es positivo al igual que el balance de los españoles. Y es por eso que considero que la decisión de "comprarle" el billete de ida ha sido una decisión errónea en la que parece claro que está implicada la Casa Real.

Conviene rectificar. Que Juan Carlos I se someta al escrutinio de los tribunales y a la normativa de Hacienda si ambas cosas son necesarias. Y si requiere un reproche, aplíquese. Pero no nos equivoquemos porque olvidar y desmerecer el papel de este Rey y su aportación al bienestar y a la democracia en España es desmerecer nuestro papel como pueblo.

Éramos conscientes de que su camino, era el único camino posible. Y fuimos protagonistas de lo mejor de nuestra historia con él y con los personajes citados. Respetemos eso. Nos respetaremos a nosotros mismos.

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