De camino al desayuno conferencia-coloquio organizado por Málaga Hoy, de la nada salió un Hyundai negro que pude sortear con gran susto. En las entrañas del hotel NH había corrillos de ejecutivos influyentes. Javier Cintora presentó al invitado, Daniel Lacalle, con curriculum y hoja de méritos exponencial. Como no tengo ni idea de economía sigo el asunto como si fuese una trama de ciencia ficción. Los economistas tienen escuelas, secuelas y en el caso de Lacalle trazas liberales con desparpajo natural. El ponente comenzó a vacunarnos con más incertidumbre: restricciones en el comercio, gasto en defensa, precios de la energía, inflación, paro y crecimiento estancado. Pasaba de lo global a nuestro corral con ejemplos ilustrados. Mentó de pasada la guerra de Ucrania. Hablaba de billones de dólares, euros, libras, yenes y cómo se han pasado con la impresora de billetes. El resultado la inflación persistente un concepto muy sonoro que recuerda al coronabicho. Respecto al revolcón financiero de 2008, el escenario actual es distinto: en teoría las empresas y las familias están menos endeudadas, en el ámbito ciudadano el crédito está controlado, desbocado en el caso del Estado. Total, que nos espera lo de siempre: ajustarnos los tirantes porque el último agujero del cinturón se rompió de tanto usarlo. El profesor Lacalle no es de la escuela milenarista del economista Santiago Niño Becerra que lleva prediciendo el colapso económico total prácticamente desde que tiene uso de payo point. Y así pasaban los minutos y oportunidades de oro. Respecto a España matizó que hemos tenido una de las peores recuperaciones del eurovecindario y que estamos lastrados por la baja productividad y el enorme problema de la deuda pública. Hizo un repaso por las diversas crisis económicas desde los años 70, para ponerle color solo faltó ver una peli de Charles Bronson o de cine quinqui endémico. Desautorizó recetas como el pacto de rentas, control de precios y retorno a la autarquía. Citó a Francisco Umbral "España es el país del todo gratis cueste lo que cueste". El quid está en la productividad que no consiste en trabajar a lo mulo más horas, sino en aportar más y mejor valor añadido. En algún momento del coloquio dejó caer que nuestro petróleo es el turismo y que en Europa no tenemos ningún gigante tecnológico porque nos fríen a impuestos. Vamos, que no ganaremos para más sustos, inflación y tipos de interés al alza.

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