La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Libros: vivir y recuperar la infancia

Denles a sus hijos y nietos la oportunidad de tener una infancia que recuperar con Grandes Aventuras de Salvat

Abundando en la campaña Stop. No les robes la infancia y la defensa que su impulsora, la socióloga, escritora y ensayista Pax Dettoni, hace de los “cuentos de toda la vida” que conectan a los niños “con un mundo fantástico que les prepara para los desafíos de la vida adulta”, les sumo la literatura juvenil, paso imprescindible (lo que no significa abandonarla) hacia la adulta y fundamental para la comprensión lectora.

Nacida en el siglo XIX, ha excitado la fantasía, educado emocionalmente y cultivado la afición a la lectura durante generaciones. La mía pasó de los tebeos a las ediciones ilustradas y abreviadas de novelas (aquella espléndida Colección Historias de Bruguera) y de ellas a las ediciones íntegras de obras de Blyton, Crompton, Scott, Dumas, Verne, Salgari, Stevenson, Rider Haggard, Twain, Wells, Conan Doyle, Grey, London y tantos otros.

Tenía pendiente, y esta es una buena ocasión para hacerlo, recomendarles para sus hijos y nietos la extraordinaria colección de libros de quiosco –pasta dura, atractivos lomos y cubiertas evocando las ediciones antiguas, grabados originales– Grandes Aventuras de Salvat. Lo publicado hasta ahora (pueden suscribirse online o a través de su quiosco en cualquier momento) es tan perfecto como si el más exigente compilador hubiera hecho la selección: entre otros están La isla del tesoro, Robinson Crusoe, La vuelta al mundo en 80 días, Las aventuras de Tom Sawyer, Los tigres de Mompracem, Colmillo blanco, Los tres mosqueteros, El último de los mohicanos, Ivanhoe, Las minas del rey Salomón, El libro de la selva o Los viajes de Gulliver. Y seguirán obras de Wilde, Conan Doyle, May, Leroux, Sienkiewicz o Daudet, más otras de los ya citados Dickens, Verne, Stevenson, Twain, Scott o Salgari.

A todos ellos los leí y los releo. Denles a sus hijos y nietos (como yo a los míos) la oportunidad de tener una infancia que vivir y recuperar, por aludir al hermoso libro que Fernando Savater dedicó a estos autores. Y de amar los libros. No los digitales, al menos en la infancia y la adolescencia, los de verdad. Objetos que tener en las manos, olor a papel, el cuarto vestido de ellos. Después, que cada cual haga lo que quiera. Aunque, como jurásico que amaba los cines perdidos tanto como las películas y ama los libros tanto como la lectura, recomendaré siempre los libros como indisoluble lazo físico con la lectura.

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