El zoco

juan lópez cohard

Malos tiempos para la épica

Honor a aquellos que en sus vidas custodian y defienden las Termópilas". Así comienza Cavafis uno de sus poemas dedicado a la heroica gesta del rey Leónidas y sus trescientos espartanos que defendieron hasta la muerte el paso por donde los persas intentaban invadir Grecia. Las epopeyas nos han dejado escritas las hazañas de aquellos hombres que en defensa de sus pueblos dieron la vida. Cada pueblo tiene sus héroes y le rinde honores recordándolos por medio de la palabra o cualquiera de las bellas artes, esculturas, pinturas y, modernamente, el cine. Ya decía Borges que uno de los méritos de Hollywood era el de haber salvado la épica en nuestros tiempos, ya que, en definitiva, los westerns son esencialmente épicos.

No somos los españoles un pueblo muy dado a homenajear y recordar a sus héroes. De hecho nuestros jóvenes, pocos o muy pocos, a mi entender, estudian y se interesan por las gestas de nuestra historia, a pesar de que España acumula un considerable acervo de hechos, tanto bélicos como humanos, dignos de llenar de admiración y orgullo a los españoles. Hace mucho que en nuestra Patria tenemos malos tiempos para la épica. Eso, a pesar de las numerosas gestas, ya derivadas en victorias o acabadas en derrotas, habidas dignas de ser ensalzadas con orgullo y en honor para los que las realizaron. Uno de esos actos de heroísmo, en el que 15 voluntarios de la Legión Española defendieron hasta la muerte el "Blocao de Dar Hamed" (o Blocao de la Muerte), puesto militar estratégico, de vital importancia para evitar la toma de la ciudad de Melilla por los rifeños. Fueron 15 legionarios salvaguardando un puesto defensivo de madera y sacos terreros contra el ejército de miles de soldados de Abd el Krim. Ese hecho sucedía en septiembre de 1921, un año después de haberse creado el Tercio de Extranjeros que conocemos como la Legión.

Esta heroica gesta ha sido recogida magistralmente por el artista, conocido como "el pintor de batallas", Augusto Ferrer Dalmau, en un cuadro, Voluntarios para morir, cuyo encargo fue promovido por la Agrupación Nacional de Legionarios de Honor con destino al Museo nacional del Ejército, en conmemoración del centenario de la Legión. Y en ningún lugar de nuestra España mejor que en Málaga se ha hecho su presentación y entrega, dada la histórica vinculación de nuestra ciudad con este Cuerpo de Ejército.

El cuadro me parece realmente extraordinario, porque a más de relatar gráficamente lo que pudo haber pasado en la defensa del blocao, impresiona que de la paleta y el pincel del pintor haya podido salir el ambiente que se respiraba en esas dramáticas circunstancias. El sudor, el coraje, la muerte y hasta el olor a pólvora parece respirarse al contemplarlo. Y la luz. La luz, emanada de la explosión cercana de un obús, ilumina cálidamente la escena nocturna. Realmente excepcional. Con un realismo que le aparta de lo fotográfico porque lo allí expresado tiene alma, y el espectador, henchido el corazón, compartiendo el Credo Legionario, se encuentra de inmediato inmerso en la defensa del blocao junto a esos héroes que nos despiertan el orgullo de ser español. A lo mejor en España, con homenajes como este de ejemplo, comienzan mejores tiempos para la épica.

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