Mentira tras mentira

La sentencia de dos años de cárcel dictada esta semana contra el Cuco y su madre por mentir en el juicio sobre el crimen de Marta del Castillo vuelve a poner de relieve el repugnante entramado de engaños sobre el que está construido un caso que debería avergonzar a cualquier sociedad madura. Lo único que se puede certificar es que los implicados se han reído como han querido de la Policía y la Justicia, y que a estas alturas lo más probable es que nunca se sepa en realidad qué pasó. Y queda también la angustia de unos padres que no encontrarán consuelo.