El zoco

juan lópez cohard

¿Moción o censura?

Una moción de censura no es otra cosa que el procedimiento por el que los parlamentos o asambleas, sean de la índole que sean, reprueban a los gobernantes su gestión, bien intentando desalojarlo del poder o simplemente para dejar de manifiesto públicamente los hechos por los que se le censura. Está claro que la moción de censura interpuesta por VOX en el Parlamento no pretendía desalojar al Gobierno de Pedro Sánchez. Ya sabían de antemano que no contaban con los votos necesarios para ello. Luego su pretensión no podía ser otra que la de poner de manifiesto, con el altavoz nacional que supone el Congreso, aquellos actos de gobierno o legislativos que al parecer del partido proponente son denunciables por perjudiciales para el conjunto de los españoles, o sea, para España. Tal es así que ni presentó propuesta política alternativa alguna, ni presentó candidato con el que sustituir al actual presidente, ni presentó moción alguna. Lo único que presentó fue la censura a determinadas actuaciones de gobierno y a algunas leyes aprobadas de evidente fracaso en su aplicación junto a una alarma social preocupante.

Para ello se buscó la voz de Tamames. Y lo raro es que aceptase el encargo. No solo por su ya avanzada edad que hacía desaconsejable la aventura, sino porque la trayectoria y el poso ideológico del personaje poco o nada tienen que ver con la ideología del partido proponente de la moción. El viejo profesor de Estructura Económica, cuyos textos son conocidos por su apellido, se limitó a dejar patente algunas verdades que, aún siendo de vital importancia para las libertades en España, pasan desapercibidas para la mayoría de los españolitos, bastante más preocupados por la subida de los precios de la cesta de la compra. A pocos españoles les suena el nombre de Montesquieu y la mayoría quizá crea que es un futbolista francés como Mbappé o Dembelé. Tamames ha denunciado como este Gobierno se está cargando la separación de poderes. Eso significa que España va camino, si no se le pone remedio, de una autarquía. Con la Fiscalía a cargo de una socialista ex-ministra de Pedro Sánchez, con un Tribunal Constitucional con mayoría socialista cuyo presidente es un hombre de confianza de Sánchez, solo le queda la renovación del Consejo General del Poder Judicial para tener la Justicia al completo a sus órdenes. Por algo igual, que es lo que está haciendo en Israel Netanyahu con la reforma de la ley judicial, los israelitas han tomado las calles. ¿Dónde está el peligro? En que el poder legislativo hará leyes a conveniencia del Ejecutivo para que éste continúe en el poder y el Tribunal Constitucional ratificará lo que le ordene el Gobierno aunque sea inconstitucional lo legislado.

También puso de manifiesto Tamames en su disertación de censura el dogmatismo inaceptable de dividir la sociedad en víctimas y verdugos con la Ley de Memoria Democrática, cometiendo un crimen de tergiversación de la Historia. Un crimen del que tendrán que dar cuenta los historiadores que se están prestando a ello. ¿Cómo es posible señalar arbitrariamente los límites temporales de la historia? ¿Por qué la memoria democrática comienza en julio del 36 y acaba en el 78? Todo suceso histórico tiene un antecedente y unas causas por las que ocurre. Y esto no lo dijo Tamames, pero lo digo yo que lo viví: cada vez este Gobierno de Sánchez se parece más a un gobierno de Franco.

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