La esquina
José Aguilar
Ya no cuela el relato de Pedro
El balcón
No es fácil hacer una candidatura para las municipales. Gente valiosa a la que tientan los partidos responde que no, y luego están las intrigas internas. El momento caníbal que vive la política produce esas secuelas: las batallas institucionales exterminan a los contendientes. Nos lo recuerda la sentencia absolutoria sobre el escándalo de las audioguías en la Alhambra. Granada fue a mitad de la pasada década territorio apache. La lucha cainita entre los dos grandes partidos dejó muchas víctimas.
En 2015, el PP vivía un momento de esplendor: Rajoy tenía mayoría absoluta, Torres Hurtado era un alcalde con tres mayorías absolutas desde 2003 y su presidente provincial Sebastián Pérez presidía la Diputación. Los socialistas acababan de renovar en marzo el mandato de Susana Díaz en la Junta. Y los populares querían controlar el monumento más visitado de España, la Alhambra, dirigida desde 2004 por la socialista Mar Villafranca. El cerco, protagonizado entre otros por el popular Juan García Montero, concejal de Cultura, se estrechó más desde que Villafranca fue secretaria de Educación y Cultura de la ejecutiva de Rubalcaba en el congreso del PSOE de Sevilla.
En junio de 2015 detuvieron a Villafranca, acusada junto a varios directivos de la fortaleza roja de malversación, prevaricación, fraude y falsedad. Ocho años de detenciones mediáticas, redadas policiales y paseíllos judiciales se han saldado con la absolución de todos los procesados. Lola Quero ha explicado en este diario que los magistrados admiten fallos administrativos, pero no encuentran responsabilidades penales.
En 2005 ya saltó otro caso de corrupción en la Alhambra por un fraude en la gestión de las entradas. Su estela fue tormentosa. Sebastián Pérez repetía que no quería que la Alhambra fuese una sucursal del PSOE sevillano, García Montero insinuaba que el dinero de las entradas financiaba "otras cosas". Y Torres Hurtado pedía parte del dinero de las taquillas de la Alhambra para la ciudad. La campaña electoral de las municipales de 2015 elevó la tensión por el proyecto de una nueva puerta de entrada para los visitantes. Villafranca llegó a llamar "tontos del culo" a quienes se creyeran "la manipulación del PP que ubica el proyecto del Atrio en el interior del recinto".
En ese ambiente se produjo la detención de la directora, su dimisión y el fin de su carrera institucional. Un año después, Torres Hurtado dimitió, tras ser inculpado por delitos urbanísticos, de los que hasta ahora ha sido declarado inocente. En 2019, García Montero abandonó su partido por desavenencias con la dirección provincial. En 2021 Sebastián Pérez dejó el PP tras enfrentarse a su dirección regional. Por fuego amigo o enemigo, no hay supervivientes entre los protagonistas de las grandes broncas por el monumento nazarí hace ocho años. Se entiende que sea difícil convencer a buenos profesionales para que dejen sus carreras y se dediquen a la vida municipal.
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