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Paco Huelva

Otoño

El otoño que entra no se pronuncia igual si uno es español, ruso, ucraniano o chino

23 de septiembre 2022 - 01:51

La verdad que reside en una persona se encuentra más en lo que oculta que en lo que manifiesta. Uno anda escribiendo este artículo para que usted lo lea mañana y todo lo que diga, por tanto, podrá o no ajustarse a lo que tal escribidor pensará justo en el momento en que usted pose sus ojos sobre estas líneas, o, a lo que haya ocurrido con lo que diserta. Todo es como un montaje, como una película que nos creemos sin más, sin meditar mucho, porque así deben ser las cosas.

Viene esto a cuento porque al parecer esta madrugada hemos entrado en el otoño del año 2022. Pero, esto es cierto para los que utilizan el calendario gregoriano, porque, los chinos si no me equivoco andan por el año 4720 y los musulmanes por el 1444.

Es claro que el calendario es una forma de medir el tiempo según la educación que hayamos recibido, la religión que profesemos, la historia que nos englobe, el lugar en que residamos u otro sinfín de factores que olvidamos o desconocemos. Por ello hay que entender que las cuestiones que afirmamos son válidas en su caso para un instante, una época, un lugar o una cultura determinadas. O sea, que hay que tomarse las aseveraciones que se hacen con cierta relatividad en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente como el que vivimos.

Otoño decíamos. Y, sin embargo, en nuestros pagos sigue haciendo un calor del carajo. Habrá que ir asociándole a dicha estación otras connotaciones. Ir amoldando dicha palabra a la realidad que pronuncia teniendo en cuenta la fluidez de la que hablaba Heráclito.

Sin embargo, las leyes -las palabras incluidas en las leyes-, especialmente las que proceden del derecho consuetudinario, tienen tendencia a nombrar siempre las mismas cosas cuando es evidente que todo cambia, o fluye, o se transmuta. Es necesario modificarlas para ajustarla a la realidad, porque si no es así puede llegar a ser antagónico lo que se imagina y lo que se nombra.

Es incuestionable que el otoño que entra no se ve ni se nombra de igual forma si uno es ciudadano ucraniano, ruso, europeo, chino o norteamericano. No supone lo mismo. Y no digamos ya el invierno que le seguirá.

Digo esto por lo siguiente. Putin está cometiendo una salvajada que espero que pague de forma personal -no la ciudadanía rusa, no-, él en particular. Pero, Europa tiene que encontrar su camino, el propio; y depender menos del imperio norteamericano y del británico si me apuran. Porque nombrar Europa no incluye a EEUU.

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