Dice el eslogan del PP para las elecciones municipales en nuestra ciudad que "Málaga con Paco gana". Aunque, ya sabemos, que unos ganarán más que otros. Parece que con un mensaje tan simple pretendan que la fuerza de la idea resida en recurrir al campechano hipocorístico. Parece que, después del éxito de Juanma, los candidatos andaluces del PP hayan optado por la llaneza y el tuteo como imán electoral. Lo cierto es que, después de tantos años de no haber visto nunca perder la compostura al señor De la Torre, tanta familiaridad puede desconcertar a unos electores acostumbrados a tratarlo como D. Francisco. Con esa manera informal de personalizar al candidato se quiere desligar su figura de las siglas del partido. Se trata, en tiempos de polarización y trincheras partidistas, de generar ambivalencias entre los electores de otros partidos para, como sostiene el politólogo Lluis Orriols, encontrar grietas en el sólido muro que divide los bloques ideológicos. Deben creer. los expertos en comunicación del PP, que es más probable que electores de Vox, de C's, e incluso de izquierdas, tengan menos remilgos en votar a Paco como candidato del PP que a D. Francisco de la Torre.

Aunque donde más brillan los populares, y el conjunto de la derecha político-mediática, es justamente en lo contrario: la personalización negativa. El sanchismo es a Pedro Sánchez lo que el felipismo fue a Felipe González. Se trata de significar el mal en un vocablo derivado de nombre del adversario. Una vieja técnica de comunicación goebbeliana con la que fabricar el enemigo. Algo que es muy útil para los fines de la derecha ya que, como dice Ignatieff: "al adversario lo quieres derrotar, al enemigo lo tienes que destruir". En palabras del sociólogo y consultor de comunicación, Luis Arroyo, "Encontramos una narrativa machacona, un marco construido por la acumulación de miles de mensajes repetidos coralmente y que, sin necesidad de coordinación centralizada, define los males de la patria bajo el rótulo de "sanchismo". Se podría añadir lo que decía Adorno de la propaganda fascista "que, con su lógica retorcida y sus fantasmagóricas distorsiones, está planificada y organizada a conciencia". Personificando el odio en Pedro Sánchez, también se quiere desligar al personaje de las siglas que representa y, sobre todo, de su electorado. Simplificando: mientras Pedro Sánchez destruye España, Málaga gana con Paco.

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