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El Gobierno de Pedro Sánchez ha incluido a España en la lista de países que tienen el dudoso prestigio de eliminar la independencia de poderes y secuestrar el poder judicial mediante cualquier truco que su capacidad legislativa le permite, apoyándose en aquellos que ni respetan el estado ni sus leyes, y cuyo objetivo es precisamente saltarse las leyes y destruir al estado que les acoge.
En Hungría y en Polonia sus ejecutivos han intentado cambiar las leyes para saltarse las normas europeas que no eran del gusto de sus presidentes o en Israel, Netanyahu, intenta seguir en el poder para no ser procesado por múltiples casos de corrupción. En España asistimos a la coalición perfecta entre los que han delinquido y robado a manos llenas con comisiones al tres por ciento, los que han sido cómplices o autores intelectuales, sino materiales en algún caso, de asesinatos y como aliado perfecto al presidente que se autoproclama voz del progresismo y que miente, perdón cambia de opinión, sin ningún rubor si le conviene.
Ningún país ni generación está libre del peligro de que aparezcan personajes de la calaña moral corrompida y falsa con la que contamos en la actualidad en el Reino de España y que ostenta la presidencia del gobierno. No diré que así lo han querido los votantes pues en las elecciones de julio no se dijo que se fuera a conceder una amnistía, ni a condonar deudas ni a dar regalías desiguales por territorios ni a generar desigualdad ante la ley, nada de eso estaba en el programa del partido que se dice socialista. Tal apelativo debería borrarse de su nombre dada su defensa y apoyo a todo lo anterior.
Así lo han querido sus dirigentes que han seguido fielmente la proclama de su presidente firmando lo que le han pedido delincuentes y prófugos de la justicia y que seguirán pidiendo más y más privilegios solo para ellos y los suyos. Todo subrayado con sonrisa guapa e insultante; él sí quiere ser presidente, probablemente es lo único que quiere.
Y apreciemos que la cizaña malévola del presidente va ganado adeptos. Sabemos que los independentistas, los herederos de ETA y los que sueñan con regímenes totalitarios preparan su lista de la compra, y ahora el partido canario se pone en cola para pedir sabiendo que el felón les repartirá el dinero y la dignidad del resto de los españoles, con tal de seguir en el altar de la Moncloa. A eso le llaman progresismo, y a todos los que no adoran su generosidad se les acusa de agitadores y fascistas. A un día de cumplirse 48 años de la muerte del dictador que murió en su cama quieren hacer creer que España rebosa de ellos. Vale.
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