La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

¿Pedro contra el mundo?

Acierta Sánchez al enfatizar la economía y realzar su apoyo a Ucrania, y yerra al denunciar las conjuras mediáticas

Es un acierto que Pedro Sánchez intente poner el foco de la campaña electoral en la mejora de la situación económica en los últimos meses y el escudo social desplegado por el Gobierno ante las crisis sufridas durante su mandato. También lo es que haya iniciado el semestre de España en la Unión Europea entrevistándose con Zelenski para presumir de solidaridad con la Ucrania agredida, una de las mejores cosas que ha hecho su gobierno. Algo que enorgullece a la inmensa mayoría de los españoles, aunque no precisamente a los aliados con los que pretende seguir en el poder.

Y es un desacierto de tomo y lomo otro contenido esencial de su campaña: la explicación victimista y autojustificatoria del desastre electoral de mayo, pertinaz y reiterada en su tournée por radios, televisiones, periódicos y teatrillos monclovitas con sus subordinados. La tesis es repetida hasta el hartazgo. Sugiere que fracasó en las elecciones autonómicas y municipales por culpa de la conjura de la derecha mediática que difunde bulos y mentiras en su contra obedeciendo a los poderes económicos dañados por la coalición progresista.

Es todo un disparate. Primero, porque existe también, y muy activa, una izquierda mediática que lo defiende a capa y espada, e incluye al periódico más influyente y la cadena de radio más escuchada del país. Segundo, porque si existiera esa conjura no se entiende que los medios conjurados le ofrezcan entrevistas en este momento decisivo en que los necesita como altavoces (lo cierto es lo contrario: él ha rechazado durante todos estos años participar en sus programas y ahora vuela hacia ellos sin ser saboteado ni marginado). Tercero, porque los periodistas que lo critican no tienen por qué ser peligrosos reaccionarios, y no lo son (¿qué tienen de progresistas la ley del sólo sí es sí o el indulto a los golpistas catalanes?). Cuarto, porque es una absoluta falta de respeto a los ciudadanos recién votantes deslizar la idea de que depositaron sus papeletas el 28-M guiados por un periodismo manipulador al servicio del dinero despiadado y la extrema derecha retrógrada y no como un colectivo de personas libres y soberanas que decidieron su voto en función de sus legítimos intereses, formación, información, ideología o visión de las cosas y de su propia gestión en el Gobierno.

También Trump se presentó ante los estadounidenses como víctima de una conspiración delictiva de la prensa liberal.

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