Crónica Personal

Pegasus va a más

El asunto Pegasus tiene trastienda. Peligrosa, oscura, y directamente relacionada con la sordidez política

El miércoles pasado, en la sesión de control al Gobierno, una indignadísima Margarita Robles, con razones sobradas para estarlo, defendió la necesidad del Estado de protegerse de quienes "vulneran la Constitución, declaran la independencia, cortan las vías públicas, realizan desórdenes públicos y tienen relaciones con dirigentes políticos de un país que está invadiendo Ucrania". La ministra de Defensa dijo también que los diputados se llevarían una sorpresa cuando descubrieran quiénes han controlado sus teléfonos móviles.

Ayer, festivo, el ministro Bolaños convocaba a los periodistas para darles información de relevancia: los teléfonos del presidente de gobierno y de la ministra de Defensa fueron intervenidos, controlados, hackeados, hace un año, cuando España sufría una profunda crisis con Marruecos y vivía un intenso debate por la decisión del Gobierno de indultar a los dirigentes catalanes condenados por el Supremo, y en contra del criterio del Supremo.

Los teléfonos de Sánchez y Robles, como los del resto del Gobierno, están encriptados y la sensación unánime es que fueron intervenidos a través de Pegasus, nacido en Israel y que supuestamente sólo pueden comprar los gobiernos. Lo que significa que Pegasus ha escapado al control de quienes lo han desarrollado, pues también Johnson y Macron fueron víctimas.

Feijóo ha reiterado su apoyo al Gobierno porque para garantizar la seguridad nacional está obligado a controlar los movimientos de los grupos y partidos disidentes. Sin embargo el presidente del PP ha lanzado al aire la pregunta de cuándo se conoció el espionaje al Gobierno y por qué se ha informado en un día festivo. Pablo Iglesias, que sigue siendo el que instruye a Podemos, se mantiene en su exigencia de que dimitan Robles y Marlaska por el espionaje a los independentistas, y la presidenta del Parlamento catalán no cree el hackeo a los teléfonos de Sánchez y Robles.

Margarita Robles apuntaba hace días, sin mencionarlo, algo que sí mencionan especialistas en la batalla por la información: Rusia. Un país enfrentado hoy con Europa y EEUU, un país interesado en la estrategia de la OTAN respecto a Ucrania, un país con estrechas relaciones con el independentismo catalán y al que Podemos tiene en tanta consideración que no se ha atrevido a condenar su invasión a Ucrania y la matanza de civiles.

El asunto Pegasus tiene trastienda. Peligrosa, oscura, y directamente relacionada con la sordidez política. Sánchez gobierna con Podemos y, además, mete a independentistas y Bildu en la comisión de secretos oficiales. No sería extraño que la OTAN expresara reticencias a celebrar su cumbre en Madrid.

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